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HABLEMOS DE PRECIOS, TRANSPORTE Y MERCADO.

Barillas Caravana julio 2013 005

Fotografía de Nelton Rivera.

 

¿Quién diablos pone límite? ¿El estado, el mercado o la sociedad?

Miguel Ángel Sandoval

Como todo mundo sabe, el principal argumento de los transportistas para mantener los precios al alza de forma permanente es el precio de la gasolina o diesel. Y luego hay la queja sobre los precios de repuestos, llantas, y ahora, las extorsiones. Todo para sangrar de forma cotidiana a los trabajadores y trabajadoras de este país.

Resulta que el precio de la gasolina y el diesel han bajado en los últimos tres meses más del 50% mientras los precios del transporte  siguen su tendencia alcista. De igual manera los abusos en el transporte urbano y sobre todo, extraurbano.  Ello por efecto del bajón del precio en el mercado mundial en un pleito entre países productores que podría llevarnos a nuevos conflictos militares, pero eso es parte de otro análisis.

¿Quién diablos pone límite? ¿El estado, el mercado o la sociedad? ¿O los  precios se regulan solitos, por la vía mágica del mercado? Es tiempo de abordar este asunto de forma seria, tomando en cuenta el interés nacional y no únicamente el de los propietarios de los autobuses o los miedos  o complicidad de un gobierno aguado. O los discursos de los liberales o neoliberales, que intentan justificar los precios y el rol del mercado sin pensar jamás en la sociedad y sus dificultades en el día a día.

Cualquier clase-mediero con carro sabe que el galón bajo de Q36 a Q21 en las últimas semanas. Y por supuesto, ello implica un ahorro y ya puede usar el carrito para ir a fastidiar un rato a la Antigua o irse de parranda al puerto. La diferencia hace que el viaje salga baratito. ¿Pero que hace la gente que utiliza el transporte público todos los días para ir al trabajo?

Me parece que sería una buena ocasión para que los sindicatos hicieran su parte, demandando ajustar el subsidio de forma proporcional a la baja del precio del combustible, pues se sabe que el transporte es parte de la canasta básica o mínima o de sobrevivencia. Por ello valdría la pena ver una actitud enérgica de los sindicalistas.  Por su parte, el gobierno debería pensar por una vez en los intereses de los trabajadores y la gente que utiliza el transporte público, y poner en cintura a los empresarios transportistas. ¿O no se puede?

Vale la pena preguntar de nuevo, ¿Quién pone el límite? El mercado, el Estado o la sociedad. Y sobre este tema de absoluto interés nacional, que dicen los partidos políticos ahora en campaña. A ver que dicen los señores sindicalistas, los partidos políticos y los teóricos del neoliberalismo, y por supuesto, el gobierno. Pago por ver.