Los momentos de la Academia Política

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Ilustracion de YoanaNovoa

 

Por: Pablo Rangel

 

Hace años mientras estaba en un foro del pomposo «análisis estratégico y prospectiva política», el profesor que nos trataba de introducir a esta visión abrió un espacio para las preguntas. Siendo yo todavía estudiante de licenciatura y con muchos ánimos de señalar lo que me parecía verdadero y falso, sin mucho preámbulo dije lo que pensaba de aquella forma de ver la Ciencia Política: simple y llano pragmatismo. Desafortunadamente hoy casi 14 años después, si me preguntaran podría decirles que sigo pensando lo mismo.     A la política nacional llegó el pragmatismo puro y ramplón, tan hosco como la exposición de aquel profesor que decía sin pelos en la lengua que la política había involucionado del arte de conducir el poder a la tomada de pelo masiva.

Este proceso de descomposición que aquel día se anunciaba como un grupo de nuevas estrategias, pero que en realidad eran antiguas patologías adaptadas a la política, llegó de la mano a Guatemala con la visión de la política empresarial. Se debe remarcar que no significa que los empresarios sean políticos (que también los hay) sino que los políticos se han vaciado de escrúpulos e impersonan, cual lucha libre, cualquier propuesta, desde las más cándidas hasta las mafiosas, volviendose empresarios del espectáculo político.

El primer respiro de este engendro, que pseudo académicos insisten en llamar inteligencia política, no fue tan malicioso. Allá por 2002, se hablaba de la necesidad de incorporar una imágen diferente, del mercadeo político, del discurso estratégico, del manejo de la propaganda, entre otros. Años después el adefesio se movió de vecindario para habitar en el centro. Se empezó a hablar de cosas tan torcidas, rayanas en los fraudes de la década de 1970, como de la compra de votos, clientelismo político, participación de las economías ilegales y por último, asesinatos políticos.   Se siente que vamos como diría Umbeto Eco «a pasos de cangrejo». Hoy en pleno 2015 percibimos una política similar a la que cundió en Guatemala durante la guerra interna, con la diferencia eso sí, que la izquierda no representa ninguna amenaza.

Este proceso también ha pegado con fuerza a la Academia, se ha quedado sin voces disidentes. Quienes estaban ese día en el curso de análisis eran en su mayoría académicos que querían conocer mejor esta forma de hacer política (utilizada por el Ejército de Guatemala a principios de la década de 1980 y ahora por todos los partidos políticos, que hasta dicen tener sus «cuartos de guerra») Siguiendo la pista a los que estuvieron presentes puedo decir que varios se transformaron en funcionarios de gobierno, otros continuaron en lo académico tratando de desarrollarse lejos de la arena política nacional. Los primeros pareciera que han logrado agenciarse recursos para una vida digna, los segundos viviendo en condiciones por lo regular modestas, pero ambos grupos en silencio.

Como consencuencia de esta vacuidad del gremio científico político, otras voces han tomado el espacio enviando la actividad científica a un rincón. Ahora hay quienes se dedican a interpretar encuestas amañadas, expresar opiniones coyunturales o análisis tipo reportaje de lo que sucede con los políticos. Y ¿qué pasó? Pues la noticia es que la política se trivializó. No hay propuestas programáticas, ni partidos con historia y mucho menos línea ideológica. Lo que hay es un grupo de estructuras que persiguen la decisión momentánea del voto, tampoco hay mucho qué decir. De lo que sí hay mucho qué decir es de los actos de corrupción, abundantes, aunque el sentido de hacerlo no está claro pues puede significar firmar la sentencia de muerte, sino física, profesional.

Me preguntaba si los recursos científicos aprendidos en las univesidades eran los adecuados para interprear la política nacional, o por otro lado, si lo correcto será señalar que el simple y llano pragmatismo ha convertido a la «coyuntura» en algo que de tan insulso es impensable. Pero pareciera, como va todo, que el vaticinio para las y los científicos políticos para los próximos años no es nada halagador, a menos eso sí, que aprendamos un poco de teatro y finjamos demencia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Publicado el 9 febrero, 2015 en Guatemala. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.

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