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Conmemoración del día del estudiante universitario

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Por : Carlos Ernesto Cano.

El pasado domingo 22 de mayo, asociaciones de estudiantes de distintas unidades académicas de la Universidad de San Carlos (USAC), colectivos estudiantiles, ex dirigentes universitarios de las décadas del 70 y 80, y representantes estudiantiles ante el Consejo Superior de la USAC, se reunieron en la mítica Plaza de los Mártires de dicha casa de estudios para conmemorar y recordar a las y los estudiantes desaparecidos, y celebrar el 96 aniversario de la fundación de la Asociación de Estudiantes Universitarios Oliverio Castañeda de León (AEU).

En distintas intervenciones emotivas, varios ex dirigentes de la AEU recordaron el terror causado por miembros de los escuadrones de la muerte y del Ejército, sólo por el hecho de ser estudiantes de la única casa pública de estudios superiores que existe en Guatemala. Sufrían de amenazas, desaparición y muerte. De igual forma, recordaron cómo el estudiante sancarlista, en las décadas del 70 y 80, tenía  vinculación y compromiso con la población guatemalteca, tal como el acompañamiento jurídico por la legalización de tierras a campesinos indígenas y mestizos de áreas rurales del país.

La necesidad de recuperar la AEU también se manifestó, derivado de que este cuerpo estudiantil no representa a los intereses de las y los alumnos de la universidad en la actualidad. Y se recalcó la necesidad de promover y continuar con el  movimiento que emergió y tuvo su auge el año pasado con las históricas movilizaciones de las y los estudiantes de la Universidad de San Carlos.

Para terminar con la conmemoración, se colocaron claveles rojos frente al monumento erigido en el centro de la Plaza de los Mártires en la Ciudad Universitaria.

LA INFLEXION HUELGUERA

https://twitter.com/aeu1920

«Honorable Comite de Huelga 2016» https://twitter.com/aeu1920

Por: Miguel Ángel Sandoval

Durante años se ha discutido mucho sobre la falta de creatividad de la Huelga de Dolores. Se ha dicho mucho sobre la talacha, sobre la capucha, sobre algún enfrentamiento entre estudiantes, el uso excesivo del alcohol, sobre la falta de espíritu crítico, y otras expresiones, aunque haya siempre muestras de la chispa estudiantil. También se discute con pasión o sin ella, sobre la “decadencia” del Nonos, y siempre se concluye: “estuvo mejor el del año pasado”

Sin embargo este año hubo un hecho que debería llamar a una seria reflexión de parte de los integrantes del honorable comité de huelga de dolores, y de manera general, de todos quienes consideran el evento huelguero algo ligado a la idiosincrasia de los sectores universitarios y contestatarios del país. Habría que pensar en el hecho que la huelga no puede vivir solo de la tradición, sino que ésta debe, necesita, tomar el pulso a los tiempos que corren.

Una nota en el Nonos, titulada: “Articulón de fondillo” representa acaso, algo de lo mejor en términos de creatividad y uso del lenguaje satírico de los redactores el Nonos. Pero no es la norma, especialmente en los tiempos que corren. No se puede como se señala, hacer del pasado la sola fuerza que mantiene el movimiento huelguero en estos días.

Pero lo que me interesa señalar, es el despropósito observado en el desfile bufo del viernes 18 de marzo de 2016. Sin que mediara ninguna sugerencia en los boletines, en el Nonos, un grupo de encapuchados, de manera casi histérica, se pusieron a gritar  en el parque central, casi frente al palacio nacional, “pena de muerte” “pena de muerte”. Al mismo tiempo de hacer llamados inflamados en contra de las maras. Un espectáculo ajeno al criterio mantenido durante más de un siglo. Esto es, espíritu ritico, irreverente, progresista, lector acucioso de los tiempos que corren.

En el caso señalado, se trató de una expresión ajena al espíritu huelguero y se vio más bien, como una expresión de falta de independencia del gobierno de turno, y casi, como una especie de arreglo entre sectores retardatarios y un grupo de encapuchados. Repito, algo alejado de las mejores tradiciones críticas o irreverentes de esta tradición centenaria.

Exagerando un poco para que se entienda estas líneas, nunca hubo mejor intérprete del pensamiento militar represivo que este grupo de estudiantes que un viernes de dolores, desde el parque central, gritaron en favor de la pena de muerte. Lástima y vergüenza.

El constante hilado de la memoria

Por Jonatan Rodas*

“Bien.
Eso hacemos:

custodiamos para ellos el tiempo que nos toca”.

(Para que escribimos. Roque Dalton)

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La exposición Hilando la memoria tuvo sus primeros días en el pequeño estudio de Mauro. No recuerdo exactamente quién tuvo el primer impulso, la primera idea. Algunos nos fuimos sumando al paso y confluimos en su casa para revisar a su lado, el extenso archivo fotográfico de su autoría. Nos fueron planteadas algunas condiciones mínimas: nada de cervezas ni de desvelos forzados. La primera fue cumplida con riguroso celo; la segunda no pudo ser, dado el camino que nos esperaba por recorrer. Tampoco pudimos abstenernos de aprovechar momentos de distensión para sacar a colación alguna broma, un apodo, una anécdota que ponía en ridículo a alguno de nosotros mismos. A Mauro lo recuerdo todo el tiempo atento al monitor, como si al ver de nuevo sus propias fotografías reparara en detalles, presentes u omitidos. Nuestra participación en esos momentos se limitaba a indicar cuales de las imágenes que iba mostrando nos interesaban. ¿Interesarnos para qué? ¿Para la exposición?

Luego de que las imágenes comenzaron a desfilar frente a nuestros ojos (algunas ya conocidas, otras que nos cortaban el aliento a medida que se iban desplegando: mujeres indígenas caminando descalzas en una multitudinaria marcha, estudiantes encumbrando mantas en los edificios públicos, millares de personas acompañando sepelios, murales de la ciudad universitaria, sonrisa de gente, llanto de gente, personajes trasvestidos en época de huelga; los que fueron y serán para siempre: Oliverio, Colom Argueta, Aura Marina Vides, Ciani y muchos otros) podríamos decir que el interés inicial, o mejor dicho razonable, empezaba a desdibujarse. ¿Cómo poder elegir de aquella marejada de recuerdos apenas algunas fotos? Si a cada una de ellas que circulaba en el monitor decíamos sin pensarlo: “esa… y esa, y también esa”. Mauro no reparaba en incluirlas en la carpeta, salvo ciertos momentos en los que sugería desprendernos de alguna dada la duplicidad de escenas. Con el entusiasmo de estar frente a uno de los registros más minuciosos y abundantes de las luchas estudiantiles y sociales en más de tres décadas de historia, la  “pequeña selección” fue creciendo hasta alcanzar un poco más de doscientas imágenes (¡demasiado poco para lo mucho que quisiéramos mostrar!). Pero había que ser mesurado, había que contener el ansía y darle objetividad a la clasificación a fin de que, en términos de la ciencia positiva, mostrara aquello que se debe mostrar.

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Pero la fotografía, decía Roland Barthes, es inclasificable. Precisamente porque en su representación muestra algo que no podrá repetirse existencialmente. Pudimos haber recolectado mil fotos de Oliverio y aun así habríamos quedado con la sensación de que faltaba algo. Pero más que eso, que la ausencia; las fotografías de Mauro nos llenaban de presencia. Una presencia incontenible que exigía lugar en este tiempo presente. No podría ser para menos, si lo que estábamos viendo allí no era un catálogo de rostros y títulos, como la historia oficial suele representar a sus héroes. Estas imágenes venían cargadas de sensaciones, de recuerdos, de sentimientos. Algunos de ellos recreados en nuestras cabezas a través de la imaginación del cómo fueron vividos los acontecimientos que allí se retrataban (sonidos de bombas en medio de multitudes corriendo por la sexta avenida, voces encendidas pronunciando discursos a través del sonido chillante de los megáfonos, canciones, otra vez risas, llantos, consignas); otros sentimientos, los más vivos, los que más enchinaban la piel y atestiguaban que la aguja que conducía el hilo con que se tejía la memoria nos estaba atravesando, no fueron producto de nuestra imaginación utópica y soñadora. Llegaron de las anécdotas, de las inquietudes, del traslape de las narrativas “¿fue allí? ¿Estás seguro? ¿Y aquel? Si, ese que aparece al lado ¿Quién era?” y todo lo que pudimos hablar durante los varios encuentros en que muchos nos encontramos para hilar la memoria.

¡Ciertamente! Como íbamos a saber que hilar la memoria estaba siendo ya un hecho, cuando empezamos a enfrentarnos a aquel cúmulo de imágenes y, a partir de él, hablar y hablar repetidamente, sin cansancio, sin tregua, de lo que fue el movimiento estudiantil en aquellos años, de lo que fue para cada uno de nosotros en nuestra época (habíamos allí estudiantes de distintas generaciones y las más variadas trayectorias), de lo que era ahora y de lo que nos gustaría que fuera en un futuro. En el entusiasmo no nos dio tiempo de pensar que aquello era un acto de memoria, toda vez que al evocar, narrar y situarnos (de la manera que fuera) en aquella historia -la larga (existencialmente) historia del movimiento estudiantil universitario – nos hacíamos parte de una comunidad afectiva, como le llama Halbwachs a la memoria, que hace que la imagen de las y los estudiantes de otras épocas rompan la barrera del tiempo y, gracias a la admiración de quienes recordamos, vivan para siempre.

Todo fue gracias a Mauro Calanchina, sus fotografías, su ojo atento y comprometido que registró no solo momentos históricos nacionales sino la propia humanidad de aquellos estudiantes. Incluso muchas de las fotografías del acto en su honor, fueron gracias a él, puesto que al llegar no hizo otra cosa sino aquella que mejor sabía hacer: captar con su cámara la realidad.

Tiempo después de esto, por Ximena supimos que Mauro se había ido. Como un memorioso paquidermo regresó al lugar de donde alguna vez salió, está vez para cerrar el ciclo de la vida. A su legado fotográfico se sumó, su propia vida. Ambos motivo de inspiración para realizar uno de los actos más imperiosos de la memoria: custodiar el tiempo que nos toca, para los que no están y para los que están viniendo.

 Mauro caricaturaCaricatura de Mauro Calanchina. Imágen de Arnoldo Ramírez Amaya.

* Jonatan Rodas (Maestro en Antropología).

Claveles rojos: memoria y continuidad de la lucha revolucionaria

Marcha del 20 de Octubre 2013, 35 aniversario del asesinato de Oliverio Castañeda De León

Por: Nelton Rivera  y Quimy De León – Prensa Comunitaria.

«Oliverio Castañeda de León es el ícono de la lucha estudiantil de aquella época. Era estudiante de la Facultad Ciencias Económicas y fungió como Secretario General de la AEU desde el 22 de mayo de 1978 hasta su muerte, el 20 de octubre de aquel año, cuando fue asesinado por fuerzas represivas del Estado de Guatemala a sólo 100 metros del Palacio Nacional. Su ejecución está documentada en el informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, CEH, como el Caso ilustrativo No. 45 y recientemente fue publicada una biografía de Oliverio escrita por Ricardo Saénz de Tejada.

Aunque pasado el tiempo Oliverio se ha convertido en un símbolo de la lucha estudiantil y popular (la AEU lleva hasta la fecha su nombre y la visita al lugar donde fue asesinado es una visita obligada de la marcha que conmemora la Revolución de 1944 todos los años) es importante decir que había dos tendencias entre los estudiantes comprometidos de aquella época: FRENTE y FERG (Frente Estudiantil Revolucionario Robin García, nombrado así en honor de un estudiante universitario asesinado en julio de 1977) y ambas fueron perseguidas por las fuerzas represivas del Estado.»(1)

Vea el texto completo: En el Día del Estudiante Universitario, también pedimos justicia.

Marcha por la Memoria  y  homenaje a Oliverio Castañeda de León

A 35 años de exigir justicia por su asesinato (20 de octubre 1978 – 2013) el colectivo AEU – FRENTE, como cada año, conmemoró la memoria del secretario general de la histórica Asociación de Estudiantes Universitarios – AEU «Oliverio Castañeda De León».

Compañeros y compañeras de Oliverio, integrantes de su agrupación estudiantil FRENTE y otras expresiones estudiantiles, populares, sindicales y revolucionarias, acudieron al llamado nuevamente para marchar desde la Plaza Central – parando por la casa donde vivió en donde se hizo un homenaje (6a. avenida y 3 calle esquina), después con fuerza y mucha dignidad la marcha pasó frente a Casa Presidencial y culminó en al antiguo Portal de Comercio en la zona 1. Fue en este lugar en donde Oliverio fue alcanzado por una ráfaga de metralla de oficiales militares y policiales durante la dictadura del general Romeo Lucas García. Desde entonces este lugar está cargado de memoria y de recuerdos dolorosos para el país, pues ahí murió un joven brillante y dirigente, junto hoy símbolo de estudio, trabajo y lucha.

El grupo que homenajeó y mantiene vigentes las ideas y las luchas compartidas con Oliverio, gritaban consignas como: «5 sí 10 Huelga», recordando las protestas masivas y las movilzaciones en contra del aumento del precio del transporte urbano. Estas fueron jornadas pre insurreccionales que fueron conducidas por el Comité Nacional de Unidad Sindical – CNUS y principalmente por la AEU, con Oliverio al frente.

«Ejército asesino fuera del poder» era otra de las consignas que retumbaban en la calles durante la década de los años 70, coreadas en multitudinarias movilizaciones del pueblo guatemalteco. Estas consignas llenas de rabia y rebeldía hicieron hoy eco de miles de voces que se alzan frente al gobierno dirigido por un militar, con una fuerte responsabilidad en el Genocidio cometido contra los pueblos en este país.

Ésta movilización, convocada por representantes y líderes estudiantiles de diferentes épocas, hombres y mujeres que formaron parte del movimiento estudiantil universitario, fueron generaciones que abrazaron también revolucionaria. Hoy se dejaban ver cabezas grises adornadas por la sabiduría que proviene de años de lucha. También acudieron ,  generaciones mas jóvenes, en sus manos también llevaban claveles rojos.

Mientras tanto, el recorrido de la marcha del 20 de octubre en conmemoración del período revolucionario de 1944 a 1954, se realizaba desde el Trébol sobre la avenida Simón Bolívar hacia la Plaza Central de la ciudad capital.

“Volvimos y volvimos con la memoria, volveremos año con año y día tras día para gritarles en su cara, con la frente en alto, que son unos asesinos, que son unos criminales, que son unos genocidas, que son ladrones de la tierra y del derecho de este pueblo a vivir en paz. Ellos son traidores, ellos han entregado nuestra tierra a las compañías mineras, a las compañías petroleras,  a las explotadoras del territorio, que hoy pelean centímetro a centímetro el pueblo de Guatemala en los territorios de nuestro país. Esa lucha también la dirigió Oliverio y que lo oiga bien cualquiera de los orejas del gobierno que tenga en este espacio: Aquí estamos, aquí vamos a estar año con año, nosotras y nosotros y los que vengan detrás de nosotras y nosotros”. Iduvina Hernández, parte de su discurso el domingo 20 de octubre 2013.

«Porque mientras haya pueblo, habra Revolución»

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(1) Cesar Ramiro García.  En el Día del Estudiante Universitario, también pedimos justicia.  Prensa Comunitaria, mayo 2013.

Carta etérea a mi amigo Oliverio Castañeda de León, secretario general de la Asociación de Estudiantes de la Universidad de San Carlos de 1978.

Por Jorge Arreaga.

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Querido amigo:

Este 20 de octubre se cumplen 35 años de tu asesinato por la dictadura militar genocida oligárquica encabezada, en el año de 1978, por la camarilla del criminal en turno del chafarote traidor y cobarde el generalete romeo lucas garcía, que al momento de la contrarrevolución se escondió en el cuartel junto a otros militares, poniendo en evidencia su alta traición a la patria y cobardía a flor de piel. Como premio, la oligarquía guatemalteca, lo hizo presidente.

Esa misma dictadura fue la que asesinó a Antonio Cianí, Iván Alfonso Bravo, Aura Marina Vides, Héctor Intenriano, Alfredo Baiza y a Julio Estrada, todos miembros de la Asociación de Estudiantes Universitarios de 1978. A todos les canto el poema del bolo Flores;

Con la muerte de nuestros combatientes
Haremos
un cordel de luz para los ojos de los niños
Con el silbo de la paja
haremos
un nido para sus palabras
Con los tormentos
Infligidos a nuestros
mártires
haremos un muro que defienda
la futura dicha
conquistada con sangre y luto
Esa será su herencia.

Los sobrevivientes del grupo de la Asociación hemos tenido distintos destinos. Y estoy convencido que les recordamos con mucho amor, con mucha nostalgia, y privilegiados de haber compartido ese tramo de vida con todos ustedes. Los verdaderos héroes de la dignidad son ustedes. Son un faro para las nuevas generaciones en estos oscuros momentos.

Seguro que se reunirán todos ustedes y agregaran al grupo a Fernando García, Poncho Bauer, al bolo Flores. A Champan Reyes, a Neto Godoy y demás cuates que hoy les acompañan en la corte de los héroes.

Ustedes mejor que saben que pasa con el movimiento estudiantil, una banda de policastros, hamponcetes labiosos han tomado por asalto la dirección de la Asociación de Estudiantes, han hecho de esta una forma de vivir, señalados continuamente de traficantes, ladrones y matones, han castrado la gran trayectoria de la A.E.U., son los mejores aliados de los enemigos de la Universidad de San Carlos y una verdadera vergüenza para la historia y martirologio universitario.

Armados y en grupo atacan estudiantes y se ponen a disposición de los más aberrantes intereses: la opacidad, el control de las ventas en la universidad, el control del movimiento estudiantil sobre la base de la violencia y corrupción y el rechazo a una reforma universitaria.

El rectorado se ha convertido en un trampolín para los rectores para integrarse a las empresas electorales que asaltan el poder ejecutivo y legislativo, cada cuatro años. Sin el menor empacho se hartan de oportunismo y ambición. Una lacra que parece que nunca terminará.

Aprovecho para que me saluden a Saúl Osorio y a Vitalino García, un abrazo de mi parte.

La indiferencia de la gran masa estudiantil prevalece. Sometidos a la cultura individualista, consumidora y oportunista, han cerrado sus ojos a la realidad guatemalteca. Le han dado la espalda al compromiso y al cambio. Y en esto los decanos, directores de escuelas y autoridades universitarias han sido los gestores de castrar a los nuevos profesionales. Hay una perversa metamorfosis de los egresados de la USAC: de agentes de cambio a anodinos empleados, mano de obra calificada y mal pagada. Educados para fortalecer este sistema de inequidad, miseria y explotación extrema.

La crítica a los grandes problemas del país que emite la tricentenaria USAC parecen chistes de mal gusto. Vulgares manifiestos sin mayor trascendencia. Evitando señalar que Guatemala se debate entre el hambre, la miseria, una inflación creciente, la falta de una verdadera democracia, la corrupción de los poderes del estado y encima de todo asaltada por un grupo de malandrines que han hecho de presupuesto su botín.

Una mala manera vivir mucha. De verdad. Estamos jodidos. Tan jodidos que ni las pulgas nos quieren picar.

De aquellos años para ahora no ha cambiado en nada el carácter rapaz y chantajista del imperialismo hoy, disfrazada de neoliberalismo, pensamiento impulsado por intelectuales conservadores y socialoportunistas que se han deformado el carácter de la única universidad pública de Guatemala, hoy junto al capital transnacional saquean nuestros recursos naturales, contaminan nuestros ríos, depredan la naturaleza y dividen las comunidades a base de pisto y violencia. Con el apoyo del actual incompetente y corrupto gobierno.

Se viven tiempos aciagos mucha, una sociedad sometida a la voracidad del sector privado, a la violencia de las maras y el narcotráfico, al temor e indiferencia, a la enajenación consumista, tal parece que no hay mucho por hacer.

Pero el futuro suele traer grandes sorpresas. Un pequeño grupo de estudiantes está emergiendo, los sectores democráticos y progresistas, empiezan a despuntan en la unidad, necesaria para el cambio, los jóvenes se están tornando críticos, el movimiento indígena, campesino y popular acciona continuamente a favor de su futuro, las comunidades pelean por sus recursos naturales; por su conservación y su uso, la mujeres toman sus limitados espacios y luchan por ampliarlos. Espero que esta unidad este pletórica de humanismo, ética, transparencia y justicia. Donde una nueva generación tome las antorchas del cambio y construya una NUEVA GUATEMALA.

Les dejo mucha, les dejo siempre mi cariño, mis recuerdos con ustedes, y de seguro marcharan junto con nosotros este veinte de octubre.

Recordaremos hasta la saciedad la inmortal consigna de Oliverio:
MIENTRAS HAYA PUEBLO HABRA REVOLUCION