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Sepur Zarco: “les dije soy una autoridad comunitaria y nunca me creyeron”

Don Manuel Sepur Zarco 1

Don Manuel Cu ante el Tribunal de Mayor Riesgo A

Por: Nelton Rivera.

“Viví un gran sufrimiento, me trataron como a un animal, como si fuera un coche, me tiraron al lado, me orinaban adentro de mi boca, nunca me respetaron como la autoridad comunitaria que era.”

Manuel Cu fue el quinto testigo que declaró ante el Tribunal de Mayor Riesgo A el día 2 de febrero 2016, presidido por la juez Yassmin Barrios, e integrado por los jueces Patricia Bustamante y Gerbi Sical en la sala de vistas de la Corte Suprema de Justicia.

Don Manuel nació en el municipio de Senahú del departamento de Alta Verapaz, él es maya Q’eqchi, es agricultor, toda la vida se dedicó a trabajar la tierra y en los momentos más difíciles de la guerra exigió y peleó la propiedad de la misma.

Viajó desde su comunidad en Panzós Alta Verapaz hasta la ciudad capital, con seguridad no es la primera vez que lo hace, esta vez, dará su testimonio frente a la juez Yassmin Barrios, declarará sobre los hechos ocurridos en 1982 en su comunidad San Miguelito, hablará sobre las atrocidades cometidas por el ejército de Guatemala en contra de la población civil.

Su piel es oscura, su pelo está cubierto ya de canas blancas, él es testigo, vivió en carne propia la crueldad del ejército, frente a él se encuentra el teniente coronel Esteelmer Francisco Reyes Girón y el ex comisionado militar Heriberto Valdez Asij, el temido “Canche Asij.”

Manuel con su semblante de hombre adulto se mantuvo sereno, en su rostro se marcan ya los surcos de toda una vida de trabajo en el campo y del avance de los años, pasaron ya 34 años cuando conoció a los dos personajes que están siendo juzgados por delitos de lesa humanidad, deberes contra la humanidad, desaparición forzada, esclavitud y violación sexual entre otros, don Manuel era joven cuando todo esto sucedió en 1982.

De la detención arbitraria a la tortura

Don Manuel fue electo como alcalde de su comunidad en San Miguelito, como autoridad comunitaria planificó un viaje al municipio de El Estor en el departamento de Izabal en el caribe guatemalteco.

Su viaje tuvo como motivo el nombramiento de un nuevo comisionado militar para su comunidad, al llegar al destacamento militar en El Estor se presentó como Alcalde Auxiliar de la comunidad, “el jefe de comisionados militares me dijo, vos no tenes nada que hacer aquí, vos no sos autoridad de nada, lo que sos es un delincuente”, don Manuel decidió retirarse del destacamento.

Unos pocos minutos habían pasado de su desencuentro con el jefe de comisionados militares, cuando se percató que varios soldados venían detrás de él, lo alcanzaron, lo detuvieron y lo llevaron al destacamento militar de vuelta.

Sin ningún motivo, lo amarraron contra un tubo en el interior de la instalación militar, los soldados comenzaron a golpearlo, “fui embrocado contra el piso, me patearon en el estómago, en la espalda, en los brazos”, luego sintió como lo golpeaban nuevamente con los extremos de sus armas.

“me amarraron las manos contra los pies y ahí me retuvieron, me dijeron los soldados vas a tener que esperar a que regrese el oficial, salió de patrullaje al Polochic y tenés que esperar a que regrese.”

Pasaron las horas, don Manuel seguía tirado con las manos y pies amarrados, cuando el oficial volvió de patrullar, fue golpeado de nuevo, escuchó varias voces que le gritaban “vos venís de la montaña.”

Luego escuchó la orden “un día más y te vas en el guardacostas para Pataxté”, el “guardacostas” es un buque militar encargado del patrullaje de la costa del Atlántico o del Pacifico del país.

Lo trasladaron en el buque, al llegar lo siguieron golpeando, de los golpes pasaron a la tortura, “me colocaban un hule en el cuello, mis ojos comenzaron a ver luces de colores”, así lo hicieron varias veces, durante varios días. Don Manuel recuerda que lo tiraron adentro de una lona y ahí lo tuvieron.

“Viví un gran sufrimiento, me trataron como a un animal, como si fuera un coche, me tiraron al lado, me orinaban adentro de mi boca, nunca me respetaron como la autoridad comunitaria que era.”

Para él fue muy doloroso el volver a recordar todo el sufrimiento que vivió retenido por los militares, “para mí es como lastimarme el pie y arrancarme de golpe la costra, uno vuelve a sangrar.”

“Esto vengo a declarar en esta ocasión, lo que me hicieron fue muy doloroso. Yo les decía soy una autoridad comunitaria, nunca me creyeron y todo eso fue muy doloroso.”

El ejército lo retuvo durante 45 días con algodones puestos sobre los ojos, para sostenerlos los amarraron con cinta adhesiva, él desconoce hasta la fecha por qué lo detuvieron y lo acusaron de ser un delincuente, si él al igual que otros líderes comunitarios estaban realizando las gestiones ante el Instituto de Transformación Agraria -INTA-, la comunidad estaba exigiendo la legalización de la tierra de San Miguelito, luego entendió que el ejército estaba ahí para defender a los terratenientes.

El destacamento militar de Sepur Zarco

Él supo que construyeron un destacamento militar en Sepur Zarco, supo también que los soldados que lo golpearon y torturaron múltiples veces eran de ese destacamento, también que el oficial que estaba al mando era el teniente coronel Esteelmer Reyes, mientras estuvo ahí detenido escucho muchas veces su nombre.

Un día los soldados lo sacaron del destacamento y lo llevaron a la comunidad San Miguelito, su comunidad, ellos querían que don Manuel señalara a otras personas, los militares esperaban dar con los guerrilleros. “Ellos querían que diera el nombre de las personas que vivían en ese lugar y yo no lo hice porque todos somos hijos de Dios. Sé que la gente de la comunidad está agradecida conmigo porque yo los protegí y por eso ellos también están vivos.”

Recuerda que en ese período, en 1982, el presidente era Ríos Montt, por eso lo responsabiliza de todo el daño que él sufrió, y del daño que sufrió el pueblo Q’eqchi en las comunidades.

Mientras don Manuel va narrando, el traductor va haciendo la pausa para traducir del idioma Q’eqchì al castellano, mientras eso sucede en la sala, varias mujeres con sus rostros cubiertos por telas dejan escuchar su llanto.

Recuerda que en su comunidad don Santiago fue nombrado comisionado militar, a él lo capturó el ejercito, lo desapareció y nunca supieron en donde quedó su cuerpo, la gente por el temor de correr con la suerte de muchos detenidos desaparecidos, decidieron huír de las comunidades, subieron a la montaña para esconderse.

También supo de una señora que era hija de doña Julia, ellas eran mozos colonos en la finca, las trasladaron a la comunidad en donde ellos vivían, era una mujer con varios hijos. Cuando don Manuel regresó del destacamento militar supo que a ella los soldados la mataron.

Don Manuel retoma su declaración, “el Canche es responsable de muchas vidas allá” una afirmación que deja en silencio por completo la sala. La gente de su comunidad le pidió que se mantuviera en el cargo a pesar de haber vivió la tortura en el destacamento militar, de esa cuenta don Manuel terminó su período como alcalde auxiliar de San Miguelito.

Respondió a las preguntas de la fiscal del Ministerio Público, también a las preguntas de las abogadas querellantes y la de los abogados defensores de los dos acusados, se levantó, camino hacia uno de los costados de la sala de audiencias y salió.