Archivos diarios: 28 julio, 2015
Guatemala 2015: Protesta social y crisis estructural
La Rosa Luxemburg Stiftung desde su oficina regional para Centroamérica y México les hace una cordial invitación al:
“Foro de reflexión y a la presentación de la Publicación: “Guatemala 2015: Protesta social y crisis estructural”
Objetivo:Generar un espacio de análisis de la situación coyuntural y los desafíos que vive Guatemala ante el cambio de gobierno en 2015, las temáticas que se abordan son en materia de: Salud, Justicia, Medio Ambiente y Conflictividad Social.
Autores:
Yuri Melini.
Andrea Ixchiú Hernández.
Instituto de Salud Incluyente (ISIS).
Jorge Santos.
¿Cuál es el contexto en el que vive Guatemala en para el actual proceso electoral?
MIÉRCOLES 5 DE AGOSTO 15:00 HORAS
Hotel Royal Palace
6a Avenida 12-66 Zona 1 Guatemala
Foro de reflexión con cuatro mesas de trabajo:
-Salud / Lucrecia Hernández Mack.
-Medio Ambiente / Jorge Ramírez.
-Sistema de Justicia / Domingo Hernández Ixcoy.
-Conflictividad Social / Andrea Tock.
Segundo Momento: 18:00 horas
Presentación de la Publicación Guatemala 2015: Protesta social y crisis estructural
Desafíos ante el cambio de Gobierno
Biblioteca Nacional “Luis Cardoza y Aragón” Salón Rafael Landívar 2o. Nivel, 5a. Avenida 7-26 zona 1 Guatemala
Apertura del Foro:
Torge Löding, Director de la Oficina Regional de la RLS en México
al Embajador de Alemania en Guatemala.
Contaremos con presencia del Señor Embajador de Alemania en Guatemala, Matthias Sonn
Comentaristas de la publicación:
Aura Lolita Chávez. CPO – Convergencia
Miguel Ángel Sandoval. URNG – Winaq
AdaValenzuela. URNG – Winaq
Rafael Maldonado. Movimiento Nueva República
Patricia Zapata, modera.
Entrega de la publicación de manera gratuita y Coctel.
facebook: Rosa Luxemburg Stiftung México Twitter:@rosaluxmexico
Más información con Clara Meyra clara.meyra@rosalux.org.mx en las oficinas de la Fundación en México, y el contacto en Guatemala es con
Marta Karina Fuentes a martika2201@gmail.com
El experimento
Por: Harald Waxenecker
El día de hoy, -aunque tenía mucho trabajo pendiente-, decidí perder un poco de tiempo con un experimento que me llamó poderosamente la atención. Un experimento mental e imaginario, aunque probablemente hubiese logrado el mismo efecto con olanzapina, valdure y tramadol.
Me encanta leer las columnas de opinión en diferentes diarios y me dio curiosidad: ¿qué pasaría si apago mi cerebro, enciendo mi odio y viajo en el espacio y el tiempo? – Quiero compartir esa experiencia.
Apenas cerré mis ojos y me trasladé al estado mental descrito, el mundo se volvió blanco y negro. Así siempre he imaginado los años de la primera mitad del siglo XX; seguramente por las fotos y las películas en tonalidades grises. El señor K. con su acostumbrada arrogancia gritaba y gritaba. Pero, era yo quien vociferaba sin interrupción: “¿Qué clase de circo es ese? Lo niego rotundamente.”
En mi experimento personifiqué al señor K., quien aún vestía una camisa color café. Y de repente también la sangre tenía color rojo. No había viajado a los años 40, sino me encontraba atorado en la década de 1980. No importa la época, -en aquel entonces y ahora-, el señor K. estaba del lado de los genocidas, y si pudiera viajar por los túneles del tiempo, él volvería a participar.
De pronto, el señor K. corrió hacia un espejo, buscando afirmación. Se sentía abandonado. Curiosamente, la imagen reflejada tenía parecido con el señor P. y su voz sonaba como un eco alejado: “¿Qué clase de circo es ese? Lo niego rotun…”
No pude más con esos personajes, y sacudí mi cuerpo sin abrir los ojos.
Ahora estoy solo, pero me siento observado. Por un lado, percibo a aquellos “otros” que no conozco; y por el otro lado, me mira fijamente un hombre canoso de lentes.
El canoso se acerca y me pregunta: “¿Usted es el señor T.?”
“Si”, contesté, asumiendo la nueva identidad que adquirí en mi viaje.
– “¿Por qué temes a aquellos que no conoces?”
– “No les tengo miedo”, respondí, “les tengo desprecio.”
– “Entiendo. Yo he escrito todo un libro sobre eso.”
Con una risa incrédula y soberbia le pregunté por su nombre.
– “Todorov”, me contestó, “Tzvetan Todorov”.
En ese momento, el pasado y el presente se derrumbaron sobre mi en forma de carabelas y tanques de guerra, hasta quedar soterrado por una tormenta de oro y plata, cochinilla y café, banano y algodón, y azúcar y aceite. El cuerpo del señor T. quedó allí. Viejo franquista.
Y yo intenté escapar de mi propio experimento. No pude.
Me tranquilice y por un momento me invadió un sentimiento agradable. A lo lejos se repetía un suave canto: “Ánimos, ánimos, ánimos…”
Pero al instante, esas voces gritaron sin piedad. Tan cerca que sentí aliento y saliva en mi cara. Eran dos militares frustrados: el señor M. y el señor M.
Si, dos señores M. ¡Qué horror!
Suaves a lo lejos, y de cerca rudos.
Pero pronto se descubre otra faceta: cultos a la distancia, y estúpidos en realidad. Aunque griten con regularidad, rara vez han dicho algo nuevo (y ni hablar de algo inteligente). Los dos señores M. deben de (sic) animarse a gritar menos y pensar más.
Suficiente. Abrí los ojos y di por concluido el experimento.
Y aunque siga leyendo las columnas de opinión, nunca más volveré a apagar el cerebro propio.