Archivos diarios: 21 julio, 2015

Guatemala siempre florecerá

Este 2015 se cumplen 100 años del nacimiento en Guatemala de Mamá Maquín, mujer q’eqchi’ cuyo verdadero nombre fue Adelina Caal y que lideró a lo largo de su vida multitud de protestas en defensa de la vida, la tierra y el territorio. Precisamente, el pasado 29 de mayo se cumplieron también 37 años desde que en 1978 fuera asesinada por el ejército, junto a otras 52 mujeres, hombres y niños, en la comunidad de Panzós, cuando únicamente, pero una vez más, reivindicaban el derecho a vivir en condiciones dignas y justas.

DSCN1200

Foto: Mauro Calanchina. 1978.

Por: Jesús Pazos

El año de esta masacre de alguna forma se puede decir que abrió la etapa más dura de la guerra que el ejército y la oligarquía guatemalteca desató en ese país centroamericano y que hoy se conoce como del genocidio maya. Alcanzó sus cotas más brutales en los años 1982-83, bajo la dictadura del general Efraín Ríos Montt. 30 años después, principalmente gracias a la perseverancia y la ruptura del miedo de las mujeres ixiles supervivientes de aquella aterradora etapa, se consiguió llevar a juicio a este dictador. La sentencia fue de condena (80 años) por su responsabilidad en el genocidio, aunque las maniobras de diferentes poderes fácticos consiguieron la posterior anulación del juicio. Pero, a pesar de esta revocación, el pueblo lo juzgó y el pueblo lo condenó por genocida, como dicen hoy en Guatemala.

Como consecuencia directa de aquellos duros tiempos de la guerra, y durante los casi 20 años que van desde la firma de los Acuerdos de Paz en 1996 hasta hoy, Guatemala fue adormilada. Los liderazgos, como el de Mamá Maquín y tantos otros, fueron eliminados, y la población superviviente interiorizó de tal forma el terror que pareció quedarse invisible por todos estos años. Esta situación permitía a la oligarquía “reinar” de forma casi absoluta y durante los últimos años entregar este país a las transnacionales (canadienses, españolas, italianas…) para su explotación y expolio, como si nuevamente hubieran regresado los tiempos de la colonia a los territorios mayas, xincas y garífunas. A la par de este proceso de venta barata del país, la corrupción se extendía en prácticamente toda la clase política y económica de Guatemala y el festival de la esquilmación y del robo se generalizaba, convirtiendo en gran medida a esta nación en un estado fallido, en el que pesa más el beneficio desenfrenado de los negocios del narcotráfico y de la oligarquía que la dignificación de la vida de las grandes mayorías.

Y sin embargo, hoy, cuando Mamá Maquín hubiera cumplido 100 años, Guatemala despierta y se extienden por todo el territorio continuas manifestaciones. Protestas que exigen el fin de la corrupción, la renuncia del presidente (responsable también del genocidio, por cierto, como jefe militar que fue en aquellos años) y de gran parte de la clase política. Protestas que empiezan a plantear cada vez más abiertamente el cuestionamiento del propio sistema y la urgencia por abrir el camino de la refundación del país, para construir con la participación de las grandes mayorías otro más justo y que verdaderamente redistribuya las riquezas del mismo. Otro país donde todos los pueblos y todas las mujeres y hombres de Guatemala tengan no sólo reconocidos sino que puedan realmente ejercer todos sus derechos como personas y como pueblos.

Posiblemente, sin saber todavía a ciencia cierta hacia dónde caminará este proceso en marcha, lo importante a destacar ahora es que el mismo se produce después de una guerra brutal, de un proceso muy controlado de transición política y de unos acuerdos de paz sistemáticamente incumplidos por los sucesivos gobiernos. Todo ello, como ya se ha indicado, de alguna forma generó una sociedad durmiente y desposeída. Y hoy se ha roto el miedo, éste ha sido sacudido de encima. En estas semanas se aprende nuevamente que la protesta de las mayorías consigue avances políticos y sociales que no se creían posibles hace poco. Hoy los pueblos de Guatemala se despiertan y empiezan a comprobar su propia fuerza para transformar el país y el sistema que hasta ahora lo ha controlado. Ése es un gran paso, porque aunque hoy los avances políticos reales, consecuencia de las movilizaciones, no consigan de forma inmediata las transformaciones posibles, habrán abierto conciencias de posibilidad, habrán abierto los caminos tantos años cerrados.

 De todo esto los medios de comunicación en Europa no se están haciendo eco; no son hechos noticiables, pero están ahí. Y Guatemala, el país de la eterna primavera, de nuevo está floreciendo.

Este texto fue publicado en: http://www.revistapueblos.org/?p=19542


Jesús González Pazos es miembro de Mugarik Gabe (www.mugarikgabe.org)

Pensar y sentir las Américas desde El Salvador

55ica-copiar

Por: Ollantay Itzamná

Del 12 al 17 de julio, del presente año, San Salvador, El Salvador (país geográficamente más pequeño de la región), acogió a más de dos mil investigadores/as, provenientes de diferentes partes del mundo, en el 55 Congreso Internacional de Americanistas (ICA), convocados bajo el título: Conflicto, paz y reconstrucción de identidades en las Américas.

Este histórico congreso de investigadores/as tiene sus orígenes en el siglo XIX. Fue en 1875, en Nancy, Francia, cuando investigadores/as, inquietos por las Américas, se reunieron por vez primera. Y, desde 1895, los lugares de estos congresos trianuales se alternan entre América y Europa, con el objetivo de compartir los hallazgos y reflexiones investigativas, desde las diferentes disciplinas académicas, sobre el Continente.

En San Salvador, durante el 55ICA, filósofos, sociólogos, antropólogos, etnólogos, politólogos, biólogos, juristas, lingüistas, psicólogos, historiadores, médicos, arquitectos, pedagogos, etc., organizados en más de 200 simposios, en las aulas de la Universidad Francisco Gavidia, expusieron y debatieron diferentes problemáticas que se entretejen en las Américas.

Desde los asuntos más cotidianos/pragmáticos (enfermedades como el “mal de ojo”), hasta las cuestiones más abstractas (como la ontología latinoamericana) fueron abordadas con profundidad, cordialidad y rigurosidad.

No cabe duda: ICA no sólo es el espacio más antiguo para el encuentro y complicidad de investigadores/as, sino, además, es uno de los espacios más plurales, abiertos y amplios para el concierto de académicos/as y de las academias americanistas que se conoce en esta parte del planeta.

Aunque también se sintió la ausencia pronunciada de voces y presencias salvadoreñas en el Congreso. Incluso, la misma comunidad universitaria de las universidades anfitrionas estuvieron casi ausentes en dicha envidiable ágora multidisciplinaria de saberes.

Retos y desafíos para las y los americanistas

Si bien en la atmósfera del congreso se respiraba la libertad investigativa y el espíritu innovador, comprometido con los procesos de liberación/construcción de los pueblos del Continente, sin embargo este y otros espacios tienen algunos de estos retos:

Presencias ausentes. Abya Yala (denominado América, desde el siglo XVI) no existe como una uniformidad cultural, política, económica, social o religioso. Por eso no se puede hablar de América, como tampoco de América Latina, como identidad cultural.

Somos diversos pueblos subsistiendo bajo la camisa de fuerza de los fallidos intentos del mestizaje desde los estados nacionales. Por tanto, no se puede seguir “dialogando” sólo entre europeos y mestizos latinoamericanos, o entre mestizos de diversos países, sobre los pasados, presentes y futuros de nuestros pueblos.

A ICA le hace falta la presencia argumentativa de las y los “no ciudadanos” de las américas profundas. La academia mestiza latinoamericana tiene su propia voz que expresa su modo de pensar y vivir. Las y los nativos, con o sin academia occidental, también somos portadores de verdades desde nuestros senderos.

Metodologías ausentes. Las metodologías de investigación “científicas”(según la epistemología occidental) son insuficientes para comprender la realidad y los sueños de los pueblos de Abya Yala.

La rigurosidad científica (razonamiento lineal y matemático, amparado en lo escrito), el monismo ontológico (que aniquila la interrelacionalidad e idealiza el ser UNO, desligado), el individualismo metodológico (que encumbra la autonomía individual, y anula la comunidad), el nacionalismo metodológico (que naturaliza las fronteras que nos dividen como pueblos), el antropocentrismo y el especismo (que nos fija la falsa y suicida consciencia destructiva de asumirnos los humanos como los únicos sujetos con derechos), entre otros, son métodos y herramientas insuficientes que construyen cartografías teóricas que no corresponden a nuestras realidades policromáticas y megadiversas.

ICA debe promover el progresivo abandono de la epistemología de la simplicidad (ciencias autónomas hiperespecializadas) para transitar hacia epistemologías de la complejidad (ciencias sociales holísticas decolonizadas/liberadoras, y reconciliadas con el sistema-tierra). Muy pocas verdades de los pueblos están escritos, y lo escrito (por lo regular) es la verdad de los vencedores. Las academias tiene que diversificar sus fuentes.

Desaprehender para construir. Lo anterior exige deconstruir y sospechar de la universalidad de las verdades provenientes de la academia occidental. No por su origen topográfico, ni por los sujetos, sino por los resultados negativos del sistema-mundo-occidental en su intento de universalizarse, y aniquilar conocimientos y epistemologías de los pueblos.

ICA puede y debe convertirse en el ágora desde donde se legitimen los modos y métodos de conocimientos de los pueblos, con sus propios actores. Un espacio emblemático para un auténtico polílogo de saberes que fecunden nuevos marcos teóricos que necesita la humanidad en declive.

¿Y AHORA HACIA DONDE VAMOS?

DSC_0191 copy

Por: Miguel Ángel Sandoval

Sobre la corrupción no hay nada nuevo que decir. Está demostrado que no hay institución del estado que se libre de la corrupción. Ejecutivo, legislativo, judicial y organismos descentralizados como el IGSS o la SAT, han sido a su turno evidenciados por grandes o súper grandes escándalos de corrupción. No hay misterio. De la misma manera, no quedan dudas del peso de la corrupción en los principales asuntos nacionales. La educación va mal pues hay demasiada corrupción y los fondos no llegan al ministerio respectivo pues se quedan en las redes de corrupción. Igual con la salud, pues las medicinas no alcanzan y los recursos menos, por el robo hormiga y por los contratos lesivos que se establecen  sin ningún rubor.

Es lo mismo con la seguridad ciudadana. Hasta hace poco tiempo supimos de la ausencia de controles en los centros de detención por negligencia policial. Que las patrullas no circulaban en previsión del delito pues no tenían gasolina y los fondos para ésta eran desfalcados. En suma, que el país se jodiera. Esa ha sido la divisa del actual gobierno. Lo que falta es que la Cicig nos diga el nivel de corrupción en altos mandos militares y entonces se cierra la vuelta.

Por supuesto que esto hace alusión al gobierno. Falta ver lo que toca al sector empresarial, que son los beneficiarios del escándalo de la línea, del contrabando de cientos de furgones, de toneladas de mercadería, de millones de quetzales de defraudación fiscal.

Es cierto que hay más de 50 detenidos, que la justicia toma su tiempo, que la presunción de inocencia es una regla de oro en este terreno, pero, siempre hay uno, estamos con la leve sospecha que se está dando otro giro a la impunidad, que la corrupción está solo agazapada y que de un momento a otro nos enteramos que solo se recicla.

Todo ello porque existe desconfianza en la investigación criminal, en el desempeño de la justicia y en el hecho comprobado, de jueces y magistrados cómplices de la impunidad, o acaso, actores de primer nivel en este caos nacional. De igual manera existe no solo desconfianza en la llamada clase política, sino que existe hartazgo de la misma y sus prácticas llenas de transa, doblez, ausencia de escrúpulos, venalidad. Son tantas las muestras de ello que no hace falta enumerarlas.

Lo cierto  es que en la coyuntura actual, las reformas al sistema político son apenas el punto de partida para la renovación del país,  también la única forma que el país no nos estalle en las manos y entonces que dios nos agarre confesados. Las protestas hasta hoy día han sido pacíficas, lúdicas, pero todo tiene un límite, especialmente cuando se trata de un pueblo despierto que sabe que tiene derechos y los exige por las buenas hoy, no sabemos mañana.

Es tiempo de reformas sin duda. Pero para ello hace falta mucha voluntad política y ello no aparece en el ejecutivo, en el judicial y en el legislativo. Tampoco en el sector empresarial y en sectores de los medios de comunicación. A decir verdad, la libertad de empresa y de expresión está bajo el reflector y demandan renovarse. El estado debe ser en este terreno mucho más cuidadoso. Los sectores sociales tienen enormes posibilidades para hacer avanzar las reformas y eventualmente un gran acuerdo nacional, antes o después de las elecciones.

Finalmente reitero mi planteamiento: primero reformas y luego elecciones.

18 de julio de 2015.