Una vez más, y cada vez más: la policía.

Héctor Castañón

Tomado de 

Franz Vanderschueren, analista internacional en materia de seguridad, dice que “La crisis actual del modelo económico y político se cristaliza – no únicamente – pero principalmente en la policía”. Lo que conocemos como policía (esa que se viste de azul y se mueve en patrullas) se refiere más bien, según Rancière, a la baja policía, porque no es más que una forma particular de un orden más general. Pero “es la debilidad y no la fuerza de este orden la que en ciertos Estados hace crecer a la baja policía, hasta ponerla a cargo de la totalidad de las funciones del orden público”. Esto es, según el autor, testimonio de la contra- evolución de las sociedades occidentales. (1996:43).

Así es que, entre más se agudiza la crisis, más se militarizan las fuerzas del orden público. Por eso vemos en todo el mundo la tendencia de remplazar al oficial de policía por el general que viene del ejército. Esto es algo de lo que se plasma en el informe de la Unión Americana de Libertades Civiles (2014) titulado: La guerra llega al hogar: la excesiva militarización de la policía norteamericana. La psicosis creada en Estados Unidos hacia el terrorismo, ha derivado en la militarización de las técnicas policíacas, que ha llevado el terror, como medio de control, hasta el espacio doméstico.

Pero no sólo en América; recientemente se desató una controversia en Turquía por la aprobación de una ley que incrementa los poderes a la policía. Esta ley expande los derechos de la policía en cuanto al uso de armas de fuego, al registro de personas o vehículos, y a la detención de personas hasta por 48 horas sin autorización de la corte (así como México). Estas medidas darían a los gobernadores – no solo a fiscales y jueces – el derecho a ordenar arrestos. http://www.washingtonpost.com/world/middle_east/turkey-approves-controve…

También en China, se ha suscitado la preocupación entre defensor@s de derechos humanos por una propuesta de ley contra el terrorismo y otra que regulará el funcionamiento de las ONG extranjeras. La primera amenaza la libertad de religión y de expresión, así como los derechos de las minorías. La segunda dejaría a las organizaciones no gubernamentales bajo el control del Ministerio de Seguridad Pública, en lugar del mucho más débil Ministerio de Asuntos Civiles.http://internacional.elpais.com/internacional/2015/04/03/actualidad/1428060258_913523.html

Estas guerras internas encargadas a los ejércitos azules tienen como propósito asegurar: a) el monopolio en el uso de la fuerza frente a grupos armados (narcos, guerrillas, fanáticos o autodefensas), y b) el monopolio en el poder político entendido como el Estado. Por eso representan una amenaza igual un narco que un activista; o un yihadista que un periodista.

Pero hay un tercer propósito que se revela conforme situamos la mirada en el sur global, y tiene que ver con la expansión del Capital o la concentración de la propiedad privada. Un ejemplo preocupantemente cercano lo tenemos en Guatemala, en donde las comunidades indígenas llevan años padeciendo lo que han nombrado como “la tercera ola invasiva de las empresas extractivistas escoltada por la gendarmería estatal”. https://comunitariapress.wordpress.com

En México, tenemos algunos años observando cómo el discurso de la seguridad nacional como agente psicótico se incorpora en nuestros marcos normativos. Así, usando el término en la exposición de motivos, se han ampliado las facultades para el uso de la fuerza pública para permitir la explotación del patrimonio nacional, como sucedió en la Reforma Energética y como se pretende en la Ley General de Aguas (Articulo 263).

Con la publicación y entrada en vigor de estas reformas, se abren las puertas para que el gobierno federal haga uso de la fuerza pública, incluso del Ejército Nacional, contra las comunidades rurales e indígenas que les estorben para explotación de hidrocarburos, como advirtió la coordinadora regional del Movimiento Agrario Indígena Zapatista (MAIZ), Daniela Griego Ceballos.

En la siguiente imagen observamos elementos de la fuerza pública custodiando el acceso al sitio de construcción de la presa El Zapotillo en el estado de Jalisco, frente a habitantes de la comunidad afectada de Temacapulín.

En una situación similar se encuentran la comunidad Tzeltal de San Sebastián Bachajón, en el municipio de Chilón Chiapas; La comunidad Nahua de Santa María Ostula, en la costa de Michoacán; la tribu Yaqui, en Sonora; los loxichas en el estado de Oaxaca; las comunidades y ejidos en los estados de Morelos, Puebla y Tlaxcala en resistencia al Proyecto Integral Morelos; La comunidad de San Francisco Xochicuautla, en el Estado de México; los jornaleros de San Quintín, en Baja California Sur y las comunidades zapatistas. http://www.pozol.org/?p=10460

La policía es, como queda cada vez más claro, un instrumento principalmente al servicio del poder político y económico. Ese es el orden superior que estructura a la “baja policía” a la que se refiere Rancière. Esa es la razón por la que el parche de Proximidad Ciudadana que podemos ver en el uniforme de los policías en esta imagen, se desdibuja cuando se trata de defender al Estado de jóvenes manifestantes o de mujeres indígenas exigiendo atención, como ocurrió recientemente en el estado de Tabasco.

Así, en la actual administración de Enrique Peña Nieto las agresiones contra la prensa casi se duplicaron, con respecto al sexenio anteriorhttp://articulo19.org/estado-de-censura-informe-anual-de-violencia-contra-la-prensa/. El Comité Nestora Libre indica que ya son 350 presos políticos en lo que va de este gobierno, y es posible que en la defensa de las libertades y los derechos, veamos a cada vez más amig@s en la cárcel. http://www.jornada.unam.mx/2014/09/23/opinion/022a1pol

La imagen de portada del clásico de Thomas Hobbes, nos presenta a un cuerpo integrado por ciudadanos que ceden al Estado su derecho a defenderse con las armas. Este monstro coronado sujeta con su mano derecha la espada y con la izquierda el báculo del pastor que guía a sus ovejas. Hoy, el Leviatán ha perdido el báculo y la corona, y temeroso, agita torpe y violentamente su espada.

Así, la policía – representada por la espada de la fuerza pública – se ha convertido en el vector del miedo: la policía tiene miedo, la gente tiene miedo de la policía, pero cuando la gente tiene miedo pide más policía. ¿Estamos nosotros alimentando al monstruo? Escapar del miedo implicaría buscar otros vectores de transformación, en lugar de pedir cada vez más policía.

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Publicado el 13 abril, 2015 en Guatemala. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.

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