“Que no quede ninguno vivo”

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Foto: AGN (Tomada de la página web de noticias.com.gt)

31 de enero de 1980

En la Ciudad de Guatemala, en la mañana de lo que pudo haber sido un día cualquiera se encontraba en las afueras de la Embajada de España junto a sus subalternos Pedro García Arredondo, jefe de la Sección de Investigaciones Especiales, Comando seis. Ésta temible estructura era dependencia de la Jefatura del Segundo Cuerpo de la Policía Nacional.

El Comando Seis era conocido por toda la gente como “la policía judicial” ya que vestían de particular, se cubrían la cara y se movilizaban en vehículos sin placas. La memoria colectiva tiene registrada que fue responsable de crímenes como la desaparición forzosa, tortura y asesinatos contra centenas de personas principalmente en la capital de Guatemala, cuando la gente los veía no podían evitar sentir terror.

Miles de papeles viejos resguardados en el Archivo Histórico de la Policía Nacional han arrojado nombres, direcciones, datos que desde que empezaron a hablar no han dejado de sorprendernos, ayudando a esclarecer la historia. En ellos se ha podido comprobar las acciones del Comando Seis y la Cadena de Mando que en este caso empezaba desde la misma Presidencia, que en 1980 ocupaba el general Romeo Lucas García.

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Pedro García Arredondo durante el juicio por la Toma y quema de la Embajada de España. Guatemala, 12 de enero de 2014.

Gritos que no fueron escuchados

Eran aproximadamente las 11: 30 de la mañana de ese jueves cuando un grupo de campesinos entró a la Embajada de España, venían de comunidades de Chajul, Nebaj, San Juan Cotzal y San Miguel Uspantán del norte de El Quiché, acompañados de estudiantes universitarios. Llevaban días tocando puertas de forma pacífica pidiendo apoyo a medios de comunicación, al Congreso de la República y la Organización de Estados Americanos sin haber obtenido apoyo.

Y así fue como tomaron la decisión de llegar pacíficamente la Embajada con el objetivo de llamar la atención y pedir apoyo al embajador, su petición desesperada era que les apoyaran a integrar una comisión investigadora para esclarecer los crímenes que se cometían en sus comunidades. En Chajul en el mes de diciembre de 1979 había ocurrido una masacre, también denunciaban secuestros, violaciones sexuales de niñas, mujeres embarazadas, ancianas y la destrucción de casas y cosechas.

Nunca imaginaron que sus voces iban a ser ignoradas del mismo modo que sus peticiones, menos les pasó por la mente que había ya un plan para terminar con ellos, con ellas y sus demandas.  No había pasado mucho tiempo desde que el grupo había entrado, cuando la Policía violentó y entró por la fuerza sin autorización del Embajador de España, poco tiempo después quemaron vivos a quienes estaban adentro.

Se supo que el mismo presidente dio la orden de sacar a los campesinos y estudiantes “a como de lugar”, ésta fue transmitida a través de la cadena de mando llegando hasta Pedro García Arredondo, él mismo en el lugar de los hechos reconoció que la orden venía de “muy arriba”.

Varios testigos lo señalan como el que dirigió personalmente el operativo policial que ocasionó que 37 personas murieran quemadas en el acto y dos salieran con vida, el Embajador de España Máximo Cajal y López y el campesino Gregorio Yujá Xoná quien fue asesinado al día siguiente después de haber sido secuestrado en el hospital “Herrera Llerandi” donde se encontraba en recuperación. Después su cuerpo fue tirado al campus central de la Universidad de San Carlos.

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Foto: Nelton Rivera, hecha al Diario el Gráfico tomada de Archivo de la Hemeroteca Nacional.

Muchas personas vieron a Pedro García muy tranquilo mientras los miembros de su Comando disfrazados de policía entraron por el techo, también por la puerta, rompieron las ventanas con hachas y así tomaron la embajada.

No se permitió ni se accedió a ninguna negociación, a pesar de los esfuerzos desesperados del Embajador, del ex vicepresidente de Guatemala Eduardo Rafael Cáceres Lenhoff y del doctor Gustavo Adolfo Molina Orantes quienes pedían a las autoridades no actuar por la fuerza y dialogar, ellos también murieron quemados. Muchas fueron las llamadas que se hicieron a las autoridades desde la Embajada hasta que les cortaron la luz y las líneas telefónicas. Desde fuera varias personas también intentaron pedir su intervención a las autoridades de gobierno, sin conseguir ningún resultado.

Representantes de la Cruz Roja como María Odette Arzú también se presentaron para hacer de intermediarios y para garantizar que la gente pudiera salir con su apoyo y con vida, lo que recibieron fueron patadas. No se permitió que entraran cuerpos de socorro, tampoco la prensa. No se permitió que la toda la gente que estuvo adentro pudiera salir. Solo algunas personas tuvieron la suerte de salvarse y salir antes de que ocurriera lo peor, uno de ellos fue el mismo Embajador. Cuando lo hizo se escuchó a un policía decir “mátenlo”, sin embargo gracias a la intervención de Odette Arzú esto se pudo evitar y fue llevado en un autobús de la policía rumbo al hospital.

Minutos antes de que se quemara vivos a 37 personas, varios testigos dan fe de que a la Embajada entró un policía gordo con un artefacto cilíndrico, a quien otro policía le dijo que “rociara para adentro” poco después se escucha un sonido estruendoso y se ve salir el fuego por la ventana. Antes de ésto un testigo escucha decir de la policía: “que no quede ninguno vivo”. Quienes estaban afuera todavía no pueden olvidar los gritos de terror pidiendo auxilio desde adentro. El periodista Guillermo Meoño aún recuerda el clamor “por favor mucho calor, nos están quemando, nos estamos quemando.”

Las escenas siguientes fueron cuerpos calcinados descendiendo por la ventana en camillas cargadas por los bomberos. Mientras les sacaban uno a uno, se dieron cuenta que un campesino estaba vivo: Gregorio Yujá Xoná.

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Sepelio de campesinos y estudiantes asesinados en la Embajada de España en el Paraninfo Universitario. Fotografía facilitada por Ximena Morales del archivo de Mauro Calanchina.

Dos días después mientras se realizaban los preparativos para el cortejo fúnebre de quienes habían muerto fueron asesinados los estudiantes Gustavo Adolfo Hernández y Jesús España. El asesinato fue perpetrado también por la Policía que iba dirigida por Pedro García Arredondo y Manuel de Jesús Valiente Téllez  Primer Jefe del Cuerpo de Detectives de la Policía Nacional.

Texto: Quimy De León realizado a partir de presenciar, escuchar y analizar los testimonios y las pruebas presentadas en el Juicio del caso por la «Toma y quema de la Embajada de España» No. MP001-2003-27178.

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Publicado el 19 enero, 2015 en Guatemala. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.

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