Archivos diarios: 2 noviembre, 2014
Un paseo para la celebrar la Muerte
Por Cristina Chiquin
Pasear un primero de noviembre en el cementerio general de la ciudad de Guatemala , es encontrarse y perderse en los miles de rostros que visitan a sus familiares ausentes, la mezcla de incienso, de flores, dulces, comida y música, hacen que esté día en particular la muerte tenga un sentido distinto al que nos toca vivir diariamente.
Mientras caminaba acompañada del frío , me recordaba de las tantas veces que visite esté sitio cuando era una niña, como me gustaba esa paz que se respiraba, esa tranquilidad que da el silencio y la soledad , y como hoy después de tantos años volvía como antes lo hacía, sola , ahora con un deje de incertidumbre y miedo que antes no sentía y no precisamente por las y los que yacen en los nichos, si no por los vivos que pudiera encontrarme.
En mi recorrido observe a los niños y niñas que cargaban agua y cortaban flores para las familias visitantes, a los ancianos que ofrecían escaleras para enflorar a quienes están en lo alto de las paredes, a los músicos que hacían que el ambiente se tornara nostálgico , y tantas otras personas que con su trabajo logran que esté día las cosas funcionen para quienes vistan .
La tarde caía después de un largo camino acompañada de miles de personas desconocidas, y entre la multitud de repente un rostro conocido , para terminar la tarde con un atol y tostadas, risas y recuerdos para así celebrar la muerte.
A pesar de que durante mi visita la mayor parte del tiempo la hice sola, al ver las fotografías pensé que no era la única y que me acompañe de esas otras tantas personas que al igual que yo caminaban en las calles del Cementerio General de visita o desde sus puestos de trabajo.
Siempre me he sentido llamada por ese silencio que trae la muerte , y a pesar del dolor que causa las ausencias , el miedo que nos produce, lo incomprensible que pueda parecernos su llegada, ella es parte de la vida, y es por ello que se celebra, que se llora, que se ríe, que se recuerda… Pero para quienes aún estamos vivas nos queda también enflorar nuestra existencia, y recordar a las ancestras, poner una velita y pedir por la vida.