Archivos diarios: 13 octubre, 2014
CAPITALISMO, DESARROLLO Y CAMBIO CLIMÁTICO
Jesus González Pazos, Mugarik Gabe
Hace todavía unas pocas semanas que se celebró, en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, la última Cumbre Mundial sobre el Cambio Climático. Las noticias esos días nos hablaron del encendido de todas las alarmas ante las graves consecuencias que ya sufre el planeta y todos los seres vivos del mismo, incluido el ser humano; también nos decían que el futuro inmediato se presenta aún más grave. Sin embargo, en unos pocos días nuevamente se dejó de hablar de este problema en los mismos grandes medios de comunicación y el asunto pareciera volver al olvido. Un resumen sencillo, casi telegráfico, de esta gran reunión de jefes de estado de todo el mundo, podría hacerse señalando que la misma se ha reducido (una vez más) a grandes discursos, muchas buenas intenciones, pocas medidas prácticas y menos compromisos firmes para combatir realmente el cambio climático.
Cierto es que no se convocaba esta cumbre con la resuelta intención de alcanzar esos compromisos. Éstos se pretenden lograr en la próxima cumbre, a celebrarse a finales de 2015 en París, con un nuevo tratado vinculante que sustituya al fracasado de Kioto para, sobre todo, la disminución de los gases de efecto invernadero. Pero, el problema real, es que el creciente y ya claramente percibido cambio climático, exige ya tomar medidas profundas y no seguir «mareando la perdiz» con conversaciones, consultas y buenas intenciones.
Esa es la cuestión esencial, y que los grandes poderes económicos y políticos pretenden seguir ocultando, que enfrentar este problema no puede seguir siendo retrasado. Es evidente que en esta actitud tienen mucho que ver el saber que dicha cuestión ha sido creada, precisamente, por las decisiones y actuaciones de estos poderes a lo largo de los dos últimos siglos, pero con especial gravedad en las últimas décadas. Saben que si el problema se enfrenta en las dimensiones que debe de abordarse se deberán cuestionar radicalmente los pilares más básicos del sistema capitalista y su modelo de desarrollo. Y eso es algo que se niegan a afrontar mientras sigan siendo poder dominante, por que ese sistema y modelo son precisamente la base del mismo.
A ello se suma el hecho de que quienes realmente sufren, a día de hoy, los peores efectos del cambio climático, a pesar de ser los menos responsables del mismo, son los todavía llamados países en vías de desarrollo, países alejados de esos centros de poder. Injusticia absoluta que tiene rostros y nombres en los millones de personas golpeadas casi diariamente por los desastres más devastadores como, entre otros, aquellos derivados de los fenómenos metereológicos extremos (sequías, inundaciones, tifones…). Entre ellos, y más específicamente, millones de mujeres que, una vez más, también sufren doblemente por su exposición permanente a la continua violación de los derechos más elementales y, en muchos de estos casos, por llevarlas a cargar con las consecuencias más duras de estos desastres, generalmente traducido en nuevas y mayores cotas de empobrecimiento.
Pero, al igual que hay protagonistas en lo negativo de estas situaciones, hay también unos titulares de obligaciones sobre las mismas; dicho de otra manera, hay claramente identificables unos responsables, también con caras y apellidos (generalmente la alta clase política y aquellos que engrosan consejos de administración de grandes transnacionales, bancos…). Aquellos que han propugnado y llevado adelante el actual modelo desenfrenado de desarrollo en el marco del sistema capitalista (expolio absoluto de la naturaleza, privatización de servicios y sectores productivos estratégicos, endeudamiento y austeridad, desaparición del estado y sumisión de la política a la economía), en la búsqueda única y permanente del máximo de beneficios y el aumento exponencial de sus tasas de ganancias a cualquier precio. Y ese precio, además de en la explotación sistemática de las personas (precarización del trabajo, desvío de la riqueza generada por el trabajo hacia los grandes capitales,…), se encuentra también en el aumento de la temperatura del planeta, el deshielo y subida del nivel de los mares, los altísimos grados de contaminación y degradación medioambiental, las sequías e inundaciones extremas…; ésta es la cuenta de resultados que el sistema de desarrollo capitalista pretende seguir escondiendo, incluso cuando se reúne en las grandes cumbres internacionales.
Todo este escenario construido por dicho sistema hipoteca no solo las perspectivas de desarrollo sostenible de muchos pueblos y personas, sino también la propia existencia física de algunos países (estados insulares condenados a desaparecer tragados literalmente por los océanos) y la viabilidad de otros muchos como sociedades sostenibles, además de ejercer su dominio cuasi imperial sobre la mayoría de los pueblos. Por otra parte, y como ya se ha reiterado en multitud de estudios científicos, hoy está en cuestión la misma existencia de miles de ecosistemas (algunos ya desaparecidos) y, por lo tanto, la misma tierra como planeta apto para la vida humana.
La erradicación de la pobreza, la redistribución equitativa de la riqueza y la construcción de sociedades más justas y democráticas deberían seguir siendo prioridades para el mundo. Pero el actual modelo de desarrollo, con las innegables consecuencias ya mencionadas, no hace sino contribuir a que esos objetivos sigan siendo utopía inalcanzable para millones y millones de personas.
Por todo ello, habría que reiterar que no es aceptable, una vez más, el retraso en la adopción de medidas concretas y firmes para la urgente estabilización y disminución de las altas concentraciones de gases de efecto invernadero, a fin de reasegurar la vida en el planeta y combatir eficientemente el cambio climático. Pero hay que afirmar igualmente que tampoco es postergable la eliminación de la alta concentración de «gases nocivos para la vida humana digna»; léase como alta concentración de riqueza en unas pocas manos en detrimento de las mayorías y el mantenimiento del modelo actual modelo neoliberal de desarrollo capitalista.
Dígase con claridad. Ya no se trata solo de mitigar las consecuencias del cambio climático, «de seguir poniendo tiritas», sino de transformar radicalmente al responsable último de esta situación. Por eso, erradicar el sistema capitalista, protagonista de este proceso de deterioro de la vida, es una condición necesaria para la verdadera eliminación de la pobreza en el mundo, así como de las desigualdades de género, y de riqueza entre los pueblos, al igual que las causas que, en suma, han generado en los últimos 200 años la situación de riesgo para la continuidad del planeta y para la propia existencia en el mismo. En suma, para asegurar la viabilidad hoy de la Tierra como espacio sostenible para la vida de las generaciones futuras.
Porque, tal y como declaró en las propias Naciones Unidas el presidente Evo Morales, «la solución a la crisis climática requiere cambios profundos en nuestras visiones del desarrollo, tenemos que promover un desarrollo integral en armonía con la Madre Naturaleza». Dicho de otra manera, ya que el capitalismo no ha contribuido sino a la destrucción sistemática de la naturaleza, hora es ya de reconocer que la solución al cambio climático y al desarrollo sostenible de los pueblos no puede estar, ni venir de este sistema, aunque algunos quieran disfrazarlo de verde y sostenible. Pasó el tiempo de medidas mitigadoras o adaptativas al cambio climático. Es el tiempo de las alternativas profundas al modelo de desarrollo para realmente poder revertir las consecuencias dramáticas que ya vivimos las personas, pueblos y el propio planeta Tierra.
2014/10/10
El ‘Nobel’ de derechos humanos para una mexicana por el trabajo con migrantes y comunidades indígenas
Tomado de CNN México
Alejandra Ancheita, activista mexicana gana la distinción Martin Ennals, el ‘premio Nobel’ de derechos humanos, por su trabajo con una asociación que protege a grupos migrantes e indígenas
Martes, 07 de octubre de 2014 a las 15:19
Ancheita dijo que ella y 17 de sus colaboradores han sido amenazados de muerte por su trabajo (Martinennalsaward.org/Cortesía).
(EFE) — La activista mexicana Alejandra Ancheita fue galardonada este martes con el premio Martin Ennals, una distinción con la que la comunidad internacional de derechos humanos reconoce a personas que han realizado un notable trabajo en este ámbito y que han asumido riesgos considerables por ello.
La galardonada es fundadora y directora de ProDESC, una organización no gubernamental que trabaja para proteger a los inmigrantes y comunidades indígenas frente a compañías que explotan los recursos mineros o energéticos localizados en sus tierras en México.
Para la presidenta de la Fundación Martin Ennals y expresidenta de Suiza, Micheline Calmy-Rey, la elección de Ancheita pone de manifiesto la gran variedad de amenazas que afrontan los defensores de los derechos humanos.
El caso específico de la activista de México, sostuvo, muestra que «la connivencia de gobiernos locales y tribunales con influyentes poderes económicos puede provocar difamaciones y ataques violentos» en contra de quienes sólo trabajan para defender a los que no tienen voz.
Ancheita, tras recibir su galardón, expresó su confianza en que este premio sensibilice a la opinión pública sobre el aumento de la violencia contra las comunidades indígenas y quienes los defienden, un fenómeno que ella observa que se ha agravado en los últimos dos años.
«El gobierno no está dando una respuesta afectiva a esta situación ni ofrece las condiciones adecuadas para que los defensores cumplan su trabajo», señaló.
ProDESC está bajo la protección del relativamente nuevo Mecanismo Federal de Protección de Defensores de los Derechos Humanos y Periodistas de México, pero esto todavía no ha significado un gran cambio para su entidad.
«Presentamos una queja en noviembre y el gobierno hasta ahora no ha realizado un análisis del riesgo, que seguimos esperando… y este es sólo un ejemplo de lo que ocurre con la gran mayoría de organizaciones que intentan utilizar este mecanismo», aseguró.
Una de las razones por las que Ancheita fue escogida entre tantos dedicados defensores de los derechos fundamentales es que su organización y ella misma han sido blanco de ataques difamatorios «que buscan crear un terreno propicio en el que cualquier ataque sea percibido como algo que nosotros mismos buscábamos», explicó.
Sostuvo que ella y sus colaboradores -ProDESC cuenta con 17 empleados- han sido amenazados de muerte, son seguidos cuando realizan viajes dentro de México, y sus casas y oficinas son igualmente vigiladas por personas no identificadas.
Un objetivo del premio Martin Ennals es llamar la atención pública sobre activistas que cumplen su misión a pesar del peligro y brindarles así, de forma indirecta, algún tipo de protección.
Sin embargo, la defensora mexicana consideró que «este tipo de premio nunca es una garantía de seguridad, siempre seremos víctimas de ataques, a veces de manera pública y otras veces con métodos más sofisticados».
El galardón de derechos humanos se concede cada año desde 1993 y es concedido por un grupo que reúne a diez organizaciones que trabajan en este ámbito y que están entre las más prestigiosas del mundo.
Este año se recibieron medio centenar de nominaciones de gran calidad, de las que quedaron diez que fueron examinadas y documentadas con mucha atención, y de las que finalmente quedaron tres finalistas, con la mexicana Ancheita a la cabeza.
En total, el laureado recibe un apoyo financiero de unos 32,000 dólares (430,849 pesos), en parte financiados por el Ayuntamiento de Ginebra.
Desde México: «En este país ser joven es estar en peligro de muerte, es algo terrible» Jorge Alonso
Tomado de La Jornada Jalisco
http://www.lajornadajalisco.com.mx/2014/10/11/en-este-pais-ser-joven-es-estar-en-peligro-de-muerte-es-algo-terrible-jorge-alonso/
La desaparición de los normalistas llama a poner un alto al narcoestado, señaló el profesor investigador
Por: Mariana Recamier y César Octavio Huerta
11 de octubre del 2014.- “Estoy sin palabras, pero voy a tratar de decir las adecuadas. Me sobrepasa esta situación que muchos estamos viviendo”, con esta declaración, Jorge Alonso, profesor investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS Occidente), inició a su reflexión sobre los estudiantes normalistas desaparecidos en Iguala, Guerrero.
El investigador, conmovido por las marchas que se realizaron esta semana para exigir el regreso de los jóvenes normalistas, ofreció una entrevista sobre los aspectos políticos que existen en torno a este “crimen de lesa humanidad cometido por un narcoestado y que permite revelar la tragedia que se vive en México”.
El profesor Jorge Alonso, a quien le dedicaron una cátedra en la Universidad de Guadalajara, dijo que ningún partido político se salva, ya que todos politizan el tema según sus cálculos electorales, olvidando la justicia y la reparación del daño, revelando que “la clase política mexicana está podrida”.
Sin embargo, rescató el hecho de las manifestaciones que se dieron en el país. Sobre todo, resaltó la marcha de los 20 mil indígenas zapatistas en San Cristobal de las Casas, Chiapas, quienes no necesitaron hacer ruido para demostrar su indignación.
Ellos marcharon en silencio, porque el silencio es mucho más fuerte y contundente para acusar a los de arriba e interpelar a los de abajo, para empezar a buscar por otro lado, en otra política, en otras formas. Porque en las que estamos, vamos al fracaso”.
A veces pareciera que a la gente le queda un sentimiento de qué sigue después de marchar, ¿qué se puede hacer?
-El salir a marchar es decir estamos en total desacuerdo. Tenemos que buscar, desde abajo, en nuestros colectivos, en nuestra vida cotidiana, cómo irnos zafando de estas imposiciones, de este imperio tan desastroso del capital y del Estado que nos está acabando y que al mostrar que no tiene ningún respeto por la vida, como lo hace, está indicando que ésta es su manera de enfrentarse a aquellos que le molestan o con los cuales no está de acuerdo.
¿Qué quiere decir el hecho de que sean los jóvenes las víctimas? ¿Cuál es el mensaje?
-El mensaje es que no tienen cabida en este país y se les lleva a lo último, se les masacra. A los jóvenes se les había dicho en algún momento “lo que tienes que hacer es estudiar para que puedas tener una familia y un buen trabajo” pero, qué tenemos, sino un sistema económico que lo único que produce es pobres a raudales y una desigualdad grandísima. En este país, ser joven es estar en peligro de muerte, algo terrible.
¿Y por qué a los normalistas?
-Porque en todas las reformas neoliberales que se han hecho en este gobierno, entre ellas las de educación, ignoraban las Normales Rurales. Estos planteles son de los más pobres, de los campesinos, de los que apenas pueden sobrevivir. Sin embargo, ellos están haciendo maestros para estos pueblos a los que nadie quiere ir. Muchos quieren tener un empleo, pero en las grandes ciudades.
Elba Esther Gordillo, que está en la cárcel y fue líder de los maestros, había sentenciado que se iban a acabar las Normales Rurales. Ahora con el espanto que causó esta tragedia, dicen que no se van a acabar, pero les han quitado todos los presupuestos para que puedan sobrevivir.
Y en medio de esta zozobra generalizada, ¿qué pasa?
-Estamos llegando a esos niveles porque eso tiene un efecto vacuna, que es lo más terrible y debemos tener cuidado. Cuando llega algo más, nos alertamos y decimos “¡Cómo es posible!” Sin embargo, lo que quieren es saturarnos de cosas tan inauditas para que pensemos que esto es la vida normal, que la violencia y estas agresiones, injusticias y actos tan terribles, son parte de la vida común, para que no tengamos que protestar. Por eso el que haya habido tanta protesta quiere decir que aún no nos hemos dejado inocular de ese veneno y no hemos llegado a pensar que ésta es la única alternativa.
¿Los jóvenes pueden ser los impulsores de los cambios que necesita el país para que no haya más tragedias?
-Hay muchos jóvenes, colectivos de jóvenes, que están en busca de otro mundo. Si tú ves a los 20 mil zapatistas que marcharon, la mayoría son jóvenes. Hay muchos colectivos en las ciudades y en el campo que están buscando otras formas de convivencia, de cómo decidir hacer su vida, cómo ponerse al margen del capital y del Estado y cómo resolver sus propias necesidades con creatividad e imaginación.
¿Cuáles deben de ser las acciones por parte del gobierno mexicano?
-Lo primero que debería hacer el gobierno es garantizar el regreso con vida a los muchachos. Se le dijo con tiempo, “se los llevaron”, incluso organismos internacionales le dijeron “estás a tiempo de buscarlos, de que no les pase nada”. Ésta es su primera obligación.
Ahora, en realidad, no lo puede hacer, por su negligencia, por su complicidad. El gobierno tiene parte de la culpa del homicidio. Espero que todavía pudieran regresar con vida los muchachos, pero si no, reparar este daño tan terrible y decir: ¡Nunca más! Nunca más una situación de esta naturaleza, de agresión, que se acabe con esta guerra que en realidad no es la guerra contra el narcotráfico, es la guerra contra los pueblos, es la guerra contra la gente que no resiste que la estén oprimiendo y asediando. Hay que acabar con este nudo gordiano, hay que acabar con el narcoestado.