Archivos diarios: 12 octubre, 2014
12 de octubre, ¿día de la raza, del racismo o del holocausto de los aborígenes?
Ollantay Itzamná
En Latinoamérica y en España, las entidades públicas y privadas celebran el 12 de octubre, con diversos actos culturales, como el Día de la Raza y/o Día de la Hispanidad.
El orígen de esta fecha se debe al primer recibimiento fraterno que hicieron nuestros ancestros aborígenes, en las costas de la actual República Dominicana, a los primeros europeos/españoles, en octubre de 1492. Aquella hospitalidad fue traicionada con saqueos, enfermedades, desposesión, esclavitud y genocidio. Sí. Genocidio. En menos de siglo y medio, los “huéspedes” cristianos masacraron violentamente cerca de 70 millones de nuestros abuelos/as para apropiarse de nuestros bienes comunes. Fue y es el primer holocausto humano en nombre del tal Dios desconocido y de la paradisiaca civilividad prometida que jamás llegó.
La oficialidad de los actuales españolitos, y las autómatas élites políticas y culturales que reditúan del holocausto colonial en las actuales tierras de Abya Yala, promueven la remembranza del 12 octubre como el Día de la Hispanidad o Día de la Raza con la finalidad de mantenernos dormidos y colonizados, serviles a sus intereses.
El 12 de octubre no es ningún Día de la Raza, porque la misma antropología occidental demostró con demasía que razas humanas no existen. Existe una sola especie humana. Y, quien diga lo contrario no es más que un ladrón y saqueador que intenta justificar el despojo y la esclavitud contemporánea.
En 12 de octubre tampoco es Día de la Hispanidad, porque en la realidad, la categoría cultural de “hispanidad” fue y es un espejismo. En ese territorio que, hoy, llaman España, vascos y catalanes se ofenden si se les llama español/a. España como unidad cultural no existe. Este idioma en el que intentamos comunicarnos no se llama español, se llama castellano. Entonces, ¿qué es hispanidad? Un concepto vacío y aborrecido, como la actual Monarquía madrileña.
El 12 de octubre es el Día del Holocausto de nuestros abuelos/as. Es el Día del Racismo endémico que justificó la humillación y el despojo que cometieron y cometen los misioneros del Dios desconocido. Y los actos abominables no se celebran. Mucho menos se agradecen. Pero, sí: es una lección por donde no debemos transitar jamás.
Entonces, ¿por qué se estableció el 12 de octubre como el Día de la Raza o de la Hispanidad? Ellos lo establecieron para intentar limpiar y tranquilizar su conciencia sanguinaria que jamás los dejará en paz. Para intentar afianzar y mantener su supuesta superioridad biológica y cultural frente a los demás pueblos. ¿Una sociedad que vive de la violencia y del saqueo, consumopáticos que devoran más allá de la capacidad regenerativa de la Madre Tierra, puede ser considerada como civilización? En estos y otros territorios de Abya Yala, ¿vivimos mejor o peor a más de cinco siglos de confesar la fe cristiana? ¿Quién disfruta de paraíso terrenal proclamado por más de 2000 años en el planeta? Y el Dios desconocido, sólo guarda silencio cómplice… Los enviados de Dios se apropiaron de la tierra, los ríos, los bosques, las playas, los yacimientos mineros e hidrocarburíferos. Sólo nos dejaron la cruz y la Biblia que no hacen milagros.
Quienes tenemos el privilegio de portar en nuestra identidad parte del cúmulo de la dignidad de las milenarias civilizaciones nativas de Abya Yala, tenemos la responsabilidad histórica de nominar a la realidad histórica y fáctica con la verdad que corresponde. Pero, para ello, no es suficiente con desaprender o sospechar de las mentiras de los genocidas impuestas como verdades. Es necesario hacer el camino hacia adentro (metanoia dirían los ascetas), para desconfigurarnos y reconfigurarnos psicológica, mental y espiritualmente. Sólo así esta Abya Yala que florece hará que sea posible la esperada primavera de múltiples colores en la Madre Tierra.
ARTICULO INCÓMODO (I)
Miguel Ángel Sandoval
Desde diversas agrupaciones o personas, la crisis que tiene lugar en el ámbito de la justicia y sus vinculaciones con los otros sectores de poder, nos hablan de una profunda crisis democrática en Guatemala. No exagero. Los datos son graves. Y la punta del iceberg, es la resolución de la CC (ambigua como todo lo que hace) que impide la toma de posesión de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia en los plazos establecidos por el ordenamiento legal del país, con lo cual se abre una crisis en el sistema judicial, y por extensión, en la democracia guatemalteca que como sabemos, tiene en la división de poderes una piedra angular. Sin duda es un hecho gravísimo.
Son varios los niveles. Uno de ellos es que esta resolución dice, aunque no de manera expresa, que los de las comisiones de postulación hicieron una chambonada en la selección de los candidatos a ser votados por el congreso, después de una negociación espuria entre las dos bancadas mayoritarias. En dos platos: la CC le corrige la plana al congreso y a sus alianzas y a la intervención desde el ejecutivo. Esto regresa el proceso al inicio, guste o no.
Hay ahora un amplio terreno a la imaginación política, pero esta no llega. Igualmente hay una sensación de espera, de confusión, de necesidad de tener un rumbo en este contexto. Los partidos políticos, sean de derecha, centro o izquierda, no dicen mayor cosa pues parece que no han entendido nada de lo que pasa. Al momento que escribo estas notas, no he visto ni una sola opinión formal, oficial, de fondo de nadie. Ni centro, ni izquierda ni derecha, saben por dónde ir.
Pareciera que en el fondo lo único que les interesa son las elecciones y las campañas anticipadas o en tiempo, la selección de candidatos, las cuotas, o las alianzas, pero el tumbo del paìs no forma parte de las preocupaciones de nadie en las cúpulas de los partidos. Es realmente dramático. Si algo destapó la crisis actual, es la corrupción en el OJ, la patente de corso de la CC, la superficialidad del congreso, el cinismo del ejecutivo, como los datos más relevantes.
Mal presagio para el país, pues sin tener una bola de cristal, la actual crisis debe desenvolverse, y de seguro, hacerse más aguda. ¿Los partidos van a esperar el estallido o la solución para pronunciarse? ¿O creen que las elecciones van a desarrollarse sin la sombra de la crisis y sus consecuencias? Los partidos de la derecha no me interesan, pero si los pequeños partidos de la izquierda. ¿Para cuándo tendremos alguna opinión seria y responsable de su parte? ¿O podemos seguir esperando sentados?