Quitémonos la camisa de Árbenz y pongámonosla un ratito cada mañana
Sergio Valdez Pedroni
Quitémonos la camisa de Árbenz el 27 de junio, y pongámonosla un ratito cada mañana, para mantener vigentes nuestros recuerdos del porvenir.

El momento en el que Jacobo Árbenz Guzmán sale al exilio el 11 de septiembre de 1954, es humillado y obligado a quitarse la ropa. Foto: tomada de internet.
Respetable gesto de distintas personalidades democráticas independientes, editores alternativos, actrices comprometidas con las luchas sociales del pueblo, ex-combatientes, escritores, artistas burgueses democráticos, etcétera, etcétera, etcétera, de quitarse por un momento la camisa de Arbenz (tomarse una foto y publicarla en la Red), para recordar la asonada contra las conquistas sociales y la promesa modernizadora de la revolución de 1944. Ésta fue una idea bastante original de Martín Díaz Valdez y que muchas personas asumieron y se sumaron. Hay gente que criticó este gesto desde el planeta de las certezas incontestables.
Gente que no duda, que se atribuye la autoridad ética, estética, política y moral de juzgar y condenar a los demás. Gente que no tiene dudas, y que por lo tanto, incurre en desplantes de arrogancia. Algunas de ellas son voces bien intencionadas, claro que si. Pero otras son francamente patéticas o reaccionarias, aunque tengan signo de izquierda.
Uno de los peores errores de la izquierda es su visión maniquea de la historia, según la cual todos nuestros males son culpa del imperialismo, la oligarquía y la derecha (hasta el propio Galeano se desdijo ya de esa característica lamentable de Las venas Abiertas de América Latina).
Otro es creer que tiene la verdad en las manos y que su causa, como es tan noble y redentora, está libre de errores y le concede los atributos de los dioses. El gesto de ayer fue un gesto loable y muy digno. Aunque, como es natural, representó cosas distintas para cada una de las personas que lo hicieron, algunas desde la comodidad del aire acondicionado… Árbenz no es una franquicia, con derechos reservados para los iluminados e iluminadas de izquierda, ni mucho menos.
Es una figura histórica, sujeta a la interpretación y a la crítica. Respetar los gestos democráticos de los otros, quienes quiera que sean, es respetar el legado de Arbenz. Cada quien aporta, desde su ángulo y a su manera, para dignificar la historia y las figuras negadas por la exclusión, de todo signo ideológico.
Publicado el 28 junio, 2014 en Guatemala. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.
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