Archivos diarios: 22 mayo, 2014

El Poder del Pueblo está en el servicio

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Gladys Tzul Tzul, K’iche’.  

Doctoranda  en Sociología por la  Benemérita  Universidad   Autónoma de Puebla,  México, donde integra  el  área de investigación entramos comunitarios y formas de la política.

Notas a propósito de   la participación del presidente de los alcaldes comunales  de Totonicapán   en el Foro  de cuestiones indígenas  de la ONU.

“El poder del pueblo está en el servicio” y el servicio constituye en sí  mismo uno de los pilares fundamentales del sistema de gobierno comunal en Totonicapán.  Esta ha sido la histórica estrategia que han producido  mujeres y hombres en las asambleas que integran los 48 cantones de Totonicapán. El  k’ak  k’ol (o servicio)  ha sido la manera  de producir comunalmente tácticas para organizar la política comunal,  misma que  ha tenido la capacidad de fracturar e interrumpir   la estructuras de  dominación y explotación colonial que  hoy día se prolonga en  el Estado guatemalteco.

Pero, ¿Cómo funciona y se constituye la política  y el poder en estas sociedades indígenas?  ¿Qué rasgos tienen este sistema de gobierno comunal? ¿En qué se diferencia   de la política liberal estatal –de partido-?

Para responder estas preguntas voy a  usar un ejemplo concreto que proveerá  de  elementos que apoyen a una interpretación amplia acerca de los últimos sucesos que se suscitan en estos días en Totonicapán.

El pasado 14 de mayo del año en curso, el presidente de la Junta directiva de los 48 cantones de Totonicapán, junto con otros representantes de las comunidades indígenas  -Sololá y Palín- participaron en el Foro Permanente de la Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas –evento realizado en la  Ciudad de Nueva York-. Esto causó sorpresa en las asambleas de las comunidades de Totonicapán porque no se informó   por consiguiente no se conocía de esta participación de una delegación de Totonicapán; lo que también llamó la atención fue leer en un documento con membretes del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financiera –CACIF- y  de la Fundación para el Desarrollo  –FUNDESA-  que bien sabido es que son órganos políticos y económicos que resguardan los intereses del capital en Guatemala, ese documento tenía el siguiente encabezado:   “Autoridades Indígenas Ancestrales Mayas y líderes empresariales de Guatemala participarán juntos en la decimotercera sesión de las Naciones Unidas del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas”.

En parte del  cuerpo de este texto dice “ (…)  que existe una coordinación entre Autoridades Indígenas Ancestrales Mayas y el sector privado guatemalteco dirigido por una comisión dedicada específicamente a la interculturalidad. Esta comisión ha jugado un papel muy importante en todos los proyectos de Mejoremos Guate, especialmente en los que se centran en la reducción de la desnutrición crónica, el aumento de la educación y el fortalecimiento de la capacitación técnica. Un primer resultado importante fue la firma del Primer Acuerdo Nacional sobre Desarrollo Humano (…)”.  El documento termina con un listado de la delegación participante, cuyo primer nombre es el del presidente de los 48 cantones de Totonicapán, así como nombres  de autoridades de  Palin y Sololá, el de Roberto  Ardón,  director ejecutivo del CACIF y  varios nombres más de FUNDESA. Ante esto, en una asamblea efectuada en la casa comunal de los 48 cantones de Totonicapán, las  cuatro juntas directivas de  baños termales,  de recursos naturales y de alguaciles de primera y segunda quincena  entregaron un memorial a  la Junta Directiva de alcaldes comunales, en el cual exigen la renuncia del presidente de esa entidad[1].

Ahora bien, ¿Qué es lo que está en  juego en un acontecimiento como este? A mi juicio, es la disputa de quién gobierna, y entendiendo como gobierno a las históricas  estrategias políticas y económicas de hombres y mujeres históricamente articulados para organizar la producción del agua, el bosque, el territorio en general. Son tramas que funcionan en la creación de ideas y la producción de decisiones para desplegar de manera colectiva una serie de políticas comunales para la defensa, regulación  y reapropiación de los medios concretos que garantizan la reproducción de la vida: el territorio, el agua, el bosque, los caminos, las fiestas.

Si seguimos esta idea, vemos claramente que quienes mandan y gobiernan  en Totonicapán  son las asambleas comunales y que el Estado y el CACIF permanentemente quieren expropiar el mando de las autoridades comunales, utilizando  las artimañas que necesiten, que van desde las formas contrainsurgentes, tal y como el acto que cometieron  al arrogarse la  autoridad de  hablar por los pueblos indígenas y crear una mesa de interculturalidad que según ellos  son acciones  que resuelven las necesidades de los pueblos y lo más grave aún es que quieren adrede dividir y segmentar las cadenas de luchas políticas que los sistemas de gobierno comunales indígenas están construyendo contra la reforma constitucional, contra la mineras, contra las hidroeléctricas, contra las cementeras, contra los agresivos aumentos  de las tarifas de electricidad y  contra los que luchan por que  el genocidio no se repita nunca más.  Eso muestra claramente que la política del Estado guatemalteco está contra las sociedades indígenas.

¿Que  corresponde hacer ahora en Totonicapán?  Desde mi punto de vista, la ruta se diseñará en las  asambleas,  de hecho la solicitud de destitución que presentaron las cuatro juntas directivas dan cuenta de ello,  en ese acto algunos miembros enunciaron discursos, por ejemplo Alfredo Caniz, autoridad comunal dijo enfáticamente: “Por la falta de respeto, queremos su destitución”; Heber López  vicepresidente de la junta directiva central dijo:  “Se faltó a las consignas de esa organización indígena”, es claro que los discursos de estas dos autoridades dan cuenta del reclamo hacia aquellos que quieren mandarse solos,  y con estos actos se exhibe una de las estrategias de cómo un sistema de gobierno comunal se autorregula.

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Ampliemos. Las autoridades no se mandan solas, quien manda y gobierna es la asamblea. En efecto, todos aquellos que detentan autoridad se constituyeron en las asambleas y por eso de deben a ellas. Las mujeres y los hombres  designan  y encargan la autoridad en Asamblea. ¿Qué significa eso? Significa que el representante encarna una voluntad colectiva, encarna una colectividad de voluntades y decisiones y por ello no puede actuar  por  si solos, por eso la política en los sistemas de gobierno se estructura en tiempos y estrategias que  posibilitan las condiciones para que se informe, se  delibere y se decida.

Tener un presidente o un alcalde, no significa de ninguna manera que es un representante que puede decidir  unilateralmente.  La política comunal no hipoteca la voluntad, como cuando el Estado convoca alas elecciones ya que cuando una persona “ejerce su derecho a voto”, en ese momento entrega su voluntad  de representación  a un alcalde o a un diputado, por eso exigir responsabilidad, o demandarles informes se torna mucho más engorroso y difícil.  A diferencia de  las autoridades comunales que están siempre reguladas por las asambleas.

No hay un ruta concreta o un protocolo de cómo  autorregular,  porque eso es  deliberado y producido por las ideas de hombres y mujeres en asambleas, pero los discursos que se enuncian  y se dicen  en Totonicapán son los  siguientes:

A)  Que entreguen cuentas a las asambleas acerca de los objetivos que los motivaron a participar en un evento con el CAFIF.  ¿En qué momento consultaron a las asambleas acerca de firmar convenios con los empresarios? ¿Qué es  el primer acuerdo nacional de desarrollo humano, que según dicen, ya firmaron? ¿Qué es lo que le agradecen al CACIF?

B)  Que dejen claro que su participación, fue a manera personal, y no como representantes de las asambleas comunales de Totonicapán.

C) Pedir disculpas a los hombres y mujeres de los pueblos que acuerparon a Totonicapán en la masacre del 4 de octubre. Todas y todos recordamos los ríos  de  gente  que nos acompañaron a repudiar  la masacre que cometió este gobierno, y como gesto de humildad es preciso ofrecer una disculpa.

El poder del pueblo está en el servicio de la comunidad,  nunca debe estar al servicio de los intereses del CACIF.

[1] También ver: http://www.prensalibre.com/totonicapan/Piden-renuncia-lider-48-cantones-Totonicapan_0_1141686042.html

En el Día del Estudiante Universitario, también pedimos justicia.

Oliverio Castañeda de Léon/Fotografía Mauro Calanchina
César Ramiro García
El 22 de mayo de 1920 fue fundada la Asociación de Estudiantes Universitarios de la Universidad de San Carlos de Guatemala, USAC. Por esa razón en Guatemala se recuerda esa fecha como el Día del Estudiante Universitario.94 años han pasado desde la fundación de la AEU y ciertamente el auge del Movimiento Estudiantil Universitario de Guatemala se aleja cada vez más en el tiempo. De su apogeo como organización al servicio del pueblo y de las luchas populares nos queda su memoria, alimentada en gran medida por el registro fotográfico que Mauro Calanchina tomara a finales de 1970.

Oliverio Castañeda de León es el ícono de la lucha estudiantil de aquella época. Era estudiante de la Facultad Ciencias Económicas y fungió como Secretario General de la AEU desde el 22 de mayo de 1978 hasta su muerte, el 20 de octubre de aquel año, cuando fue asesinado por fuerzas represivas del Estado de Guatemala a sólo 100 metros del Palacio Nacional. Su ejecución está documentada en el informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, CEH, como el Caso ilustrativo No. 45 y recientemente fue publicada una biografía de Oliverio escrita por Ricardo Saénz de Tejada.

Aunque pasado el tiempo Oliverio se ha convertido en un símbolo de la lucha estudiantil y popular (la AEU lleva hasta la fecha su nombre y la visita al lugar donde fue asesinado es una visita obligada de la marcha que conmemora la Revolución de 1944 todos los años) es importante decir que había dos tendencias entre los estudiantes comprometidos de aquella época: FRENTE y FERG (Frente Estudiantil Revolucionario Robin García, nombrado así en honor de un estudiante universitario asesinado en julio de 1977) y ambas fueron perseguidas por las fuerzas represivas del Estado.

FRENTE fue la organización que lideró la AEU de 1977 a 1985 abogaba más por la vía electoral y FERG confrontaba al Estado de forma directa. La dinámica del Movimiento Estudiantil de aquella época fue descrita por Virgilio Álvarez en el libro «Conventos, aulas y trincheras».

En 1980 la PNC al mando del Coronel Germán Chupina Barahona y Pedro García Arredondo, quemó la Embajada de España estando dentro los campesinos indígenas que exigían el cese de la represión en El Quiché. Varios estudiantes universitarios organizados en FERG que apoyaban la toma murieron incinerados junto a los campesinos o fueron ejecutados extrajudicialmente en los días posteriores a la matanza.

En el caso de FRENTE, además del asesinato de Oliverio Castañeda y la desaparición de Antonio Ciani, su relevo en el cargo de Secretario General de la AEU, los golpes más fuertes fueron el brutal asesinato de Aura Marina Vides, destacada líder de la Escuela de Trabajo Social, en 1981, y la desaparición forzada de 5 miembros del Comité Ejecutivo Nacional de la AEU en mayo de 1984. Estos últimos, aparecen en el Diario Militar, un registro que sistematiza información de inteligencia militar entre 1983 y 1985, durante el gobierno de facto de Óscar Humberto Mejía Víctores, que contiene un listado de 183 personas que fueron desaparecidas, trasladadas, capturadas e incluso ejecutadas por agentes del Estado.

La represión a la Universidad de San Carlos no se limitó a sus dirigentes estudiantiles sino que alcanzó a decenas de trabajadores y catedráticos. El Estado llegó al punto de allanar la Ciudad Universitaria, cuya autonomía debía respetarse, el 3 de septiembre de 1985. La sucesión de acciones represivas en contra de los estudiantes terminó con la ejecución extrajudicial y desaparición de los miembros de la Junta Directiva de la AEU en agosto 1989, registrada en el informe de la CEH como el Caso Ilustrativo No. 30.Para los sobrevivientes de los años más cruentos de la represión estatal, la justicia no termina de llegar y aunque el contexto político actual supone ser de mayor apertura, lo cierto es que muchos líderes populares siguen sufriendo persecución y muerte desde el día mismo de la firma de la paz entre el gobierno y la URNG en 1996.

En relación con el juicio por genocidio seguido contra Efraín Ríos Montt y Mauricio Rodríguez Sánchez y con la represión a los estudiantes universitarios durante el auge del Movimiento Estudiantil, es necesario mencionar algunos hechos relevantes

Si bien el juicio mismo está entrampado en este momento debido a la complicidad entre los abogados defensores de los ex militares y algunos magistrados de la Corte de Constitucionalidad, hay que resaltar que acaba de ser confirmada la sentencia de 70 años de prisión para Pedro García Arredondo (exjefe del Cuerpo de Detectives de la extinta Policía Nacional y uno de los principales implicados en la quema de la Embajada de España en 1980), culpable de la desaparición, en 1981, de Édgar Enrique Sáenz Calito, estudiante de Agronomía de la Universidad de San Carlos.

Sin embargo, otro de los mayores responsables de la desaparición y ejecución extrajudicial de cientos de estudiantes es precisamente Mauricio Rodríguez Sánchez, entonces jefe de la Dirección General de Inteligencia, G2, quien inexplicablemente fue absuelto en primera instancia de los delitos de genocidio y crímenes de lesa humanidad por el Tribunal A de mayor riesgo.

Hay quien dirá que la persecución de líderes estudiantiles, sindicales y populares de las zonas urbanas de Guatemala poco tienen que ver con el genocidio cometido contra el pueblo ixil entre 1982 y 1983. Sin embargo, el momento de mayor represión hacia los pueblos indígenas de Guatemala y hacia los líderes urbanos coinciden, así lo confirman los hallazgos de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala, FAFG, en el cementerio de La Verbena, zona 7 de la ciudad de Guatemala y esta gráfica elaborada por Paul Kobrak para su estudio sobre la organización y represión a la Universidad de San Carlos.

 

Total de asesinatos y desapariciones de universitarios, 
por año, de 1954 a 1996

 
 
El objetivo principal de la represión estatal durante las décadas pasadas era sembrar el miedo a la participación política en quienes son excluidos por el sistema. Esa política de Estado fue parcialmente exitosa, como lo muestran el apoyo de las capas medias urbanas al proyecto político de la «mano dura» pero, cada vez, más surgen voces de descontento, sobre todo desde las luchas campesinas y por la defensa del territorio, incluso de organizaciones tradicionalmente conservadoras como los 48 cantones de Totonicapán (que sufrieron la masacre de 6 de sus miembros en una manifestación el 4 de octubre 2012) y el Parlamento Xinka (cuyos municipios siguen bajo un Estado de Sitio ilegal).En las últimas semanas quedó claro que la élite económica, política y militar guatemalteca no está dispuesta a ceder en relación con las reivindicación de los pueblos indígenas, las mujeres y los jóvenes. Sin embargo en su ceguera ideológica poco a poco han ido perdiendo la disputa por la memoria, en tanto que la suya es una memoria en la que pesa la vergüenza por haberse hecho de recursos económicos a base de crímenes cuya magnitud en todo el mundo es únicamente negada por ellos. Y aunque han desplegado todo el andamiaje del poder ejecutivo, legislativo, judicial y mediático, se ha hecho cada vez más evidente para miles de personas que al intentar detener el juicio por genocidio se intentan defender a sí mismos y no a los dos acusados.

Mientras tanto, la memoria de quienes lucharon por la libertad en Guatemala y fueron cruelmente masacrados, ejecutados, desaparecidos o perseguidos sigue en pie de lucha por que se haga justicia en Guatemala, no únicamente desde los órganos jurídicos, sino desde las estructuras económicas y políticas del país. Ese es el sentido de recordar hoy lo que pasó hace 35 años: garantizar que no se repita y mantener vivo el objetivo por el que miles de personas ofrendaron su vida. Porque como reza uno de los murales pintados por Arnoldo Ramírez Amaya en la Ciudad Universitaria, la revolución no se hace con el culo pegado a un escritorio.

Nota: Este artículo fue publicado en Prensa Comunitaria en mayo del 2013.