HABLEMOS DE UNIDAD, ALIANZAS Y FUTURO

Por Miguel Ángel Sandoval

El planteamiento cobra cada día que pasa mayor valor. En particular luego de la victoria del FMLN en el Salvador y del PAC en Costa Rica. Son dos procesos semejantes y al mismo tiempo diferentes. Pero que tienen en común ser portadores de esperanzas para sus respectivos países. En El Salvador, el FMLN es reelecto. Si con Funes fue con un candidato externo, ahora con Sánchez Cerén es un candidato propio, histórico. Por ello su importancia política. En Costa Rica, es un proceso de acumulación de fuerza social desde la oposición que muchos que ahora integran el PAC hicieron a la imposición del TLC por parte de EEUU y sus aliados internos.

Estos antecedentes inmediatos han dado lugar en Guatemala, a un debate inicial que no puede dejar se reflexionarse. En dos platos el tema sería el siguiente: ¿Es posible la unidad de las izquierdas social y política en Guatemala? Creo que es posible. Y ello sin a acudir a analogías como la que plantea Mario Antonio Sandoval en Prensa Libre (9.4.2014), en una especie de comentario a un artículo de Manuel Villacorta, pues su planteamiento presenta dos dificultades. El primero es que ubica el tema en el ámbito ideológico sin percibir que la propuesta se trata sobre todo de un proceso de naturaleza política, electoral.

El segundo es que el vigor de las izquierdas es algo que pasa tanto por las formaciones sociales como por los partidos en sentido estricto. Es un amplio abanico que tiene en común mucho más de lo que parece a primera vista y mucho más que lo reducido que es el ámbito ideológico. Tiene razón, al señalar que Rigoberta o miguel Ángel Sandoval, formamos parte de la estirpe de Manuel Colom y Fuentes Mohr, y agregaría, Ricardo Ramírez, Rodrigo Asturias, Oliverio Castañeda, Alfonso Bauer, Rogelia Cruz o Nora Paiz,

Por ello mi apuesta para construir una amplia alianza político-electoral, vinculada a los procesos sociales, que tenga como plataforma temas país vinculados a la corriente de la izquierda, tanto a nivel nacional como internacional, y que tenga como uno de los referentes principales los Acuerdos de Paz de los cuales forme parte como negociador y que considero siguen manteniendo vigencia a pesar de la sistemática negativa a implementarlos.

Es obvio que las propuestas básicas tienen hoy en nuestro país dos o tres componentes indispensables. Hace falta un planteamiento serio sobre el tema de la seguridad ciudadana que vaya mucho más allá de los slogans de los últimos años. El mismo debe articularse con una política de empleo sin la caricatura del proyecto que actualmente debate el ministerio de economía, y que incorpore una posición clara y definida en contra de la corrupción que hoy nos asola como país y que tiene expresiones tanto en lo público como en lo privado, en lo político como en lo social; esto supone recuperar la ética en la política.

Los temas programáticos, que más adelante hare públicos, estoy absolutamente seguro que serán la columna vertebral de una alianza de las izquierdas que deberá ser una fuerza de alto impacto en el proceso político que ya dio inicio, de forma anticipada es cierto, pero que con la sabiduría y la experiencia de las izquierdas sociales y políticas, podremos llevar a buen puerto.

 En las izquierdas hay  más en común que diferencias de envergadura             

Al inicio de la semana santa hice pública una nota sobre la unidad de las izquierdas en sus más diversas expresiones como un proceso posible.  He visto no pocas reacciones a la nota de marras en la que decía entre otras afirmaciones, que las vertientes sociales y políticas de esta gran corriente, tenían mucho más en común que diferencias de envergadura. Por el contrario, los puentes naturales entre todas las expresiones posibilitaban el encuentro en un proyecto único que abriera esperanzas en Guatemala, como de manera reciente lo vemos en El Salvador o Costa Rica.

 La idea es proponer algunos puntos de naturaleza programática que seguro, serían el referente para que este proceso pudiera iniciarse sobre bases políticas reales, antes que personales o de las nefastas cuotas que solo han impedido el encuentro de todas las vertientes de la izquierda por una limitada visión de la amplitud que la misma debe tener y por la dificultad de entender que lo que entrampa los diálogos abiertos, transparentes y fraternos, es la existencia de cuotas de manera expresa o bajo la mesa de discusiones. Es la experiencia acumulada lo que me lleva a señalar este tipo de problemas.

Con ese propósito me parece que lo primero es establecer que los Acuerdos de Paz tienen vigencia, o si se prefiere, son la base mínima para abordar un proceso de unidad de la izquierda social y política. De manera resumida hay en los acuerdos  temas como la reforma tributaria globalmente progresiva, los derechos de los pueblos indígenas, una amplia reforma política que aún no llega, aspectos sobre la educación, el empleo y sobre todo, la participación democrática. La desmilitarización es un punto fuerte de esa agenda y la reforma de la justicia es igualmente otro  de los pilares de ese proyecto que vio la luz con al fin del conflicto armado.

Temas que no están considerados en los Acuerdos como pueden ser la minería de cielo abierto y otros megaproyectos o el impacto de la migración como un factor de primer orden en el análisis de la economía nacional. Y vinculado al tema de los megaproyectos mineros o de otra naturaleza, el desarrollo de las consultas comunitarias, más de 70, que ponen a la orden del día la visión que tenemos sobre la democracia en nuestro país. No se puede aceptar democracia de dos pisos.

Estos son los  temas que deben estar en el centro de cualquier proceso de unificación de las fuerzas sociales y políticas de la izquierda y corrientes afines en  nuestro país hoy día. Y junto con ello, una lucha sin cuartel en contra de la corrupción.  Es lo que nos corresponde hacer.

 El factor electoral

Una de las formas de medir el desempeño político de las distintas expresiones políticas pasa por el voto en las urnas. Si tienes votos tus posiciones se escuchan, se comentan y a veces se respetan. Si por el contrario no tienes votos, pues no te escuchan, nadie comenta lo que dices y nadie te respeta. Es la experiencia que puedo afirmar tengo, desde la firma de la paz a la fecha.

Es absolutamente falto de razón afirmar que las posiciones de “principios” te hagan tener la razón sobre el resto. Es igualmente cierto, que sin resultados electorales importantes, lo que vives es la marginalidad política. Además, no puedes incidir en las políticas públicas. Quien diga algo contrario a esta  afirmación esta fuera de contexto.

A menos que tengas una amplia presencia política o social, o procesos de democracia directa como las consultas municipales alrededor de la minería,  que haga que tus posiciones tengan influencia, presencia, y se ganen respeto sin tener resultados electorales. Quizás el ejemplo más claro es el del gremio magisterial. No participan en elecciones pero tienen un peso político social importante, que por cierto muchas veces no se entiende.

En otro nivel de análisis, lo que digan muchos líderes de la izquierda tiene el peso de su escasa presencia electoral, poca o nula participación en luchas sociales, limitada presencia en el debate nacional o en la falta de  incidencia política real.  Haber participado en la guerra del pasado, no convoca mayor auditorio. Todo queda en el ámbito de las fuerzas amigas,  dicho en otras palabras, entre amigos. Nada más.

Estas razones o evidencias, es lo que me llevan a plantear la unificación de todos los sectores de la izquierda, social y política en un amplio frente que al participar electoralmente, pueda tener un mejor desempeño  y  hacer salir a la superficie la fortaleza de una visión de izquierda que buena falta nos hace.

Aquí hay dos riesgos que hacer falta superar. Uno es la idea de que participar en elecciones es electorero y por lo tanto no merece nuestros esfuerzos. Otro, pensar que el aislamiento social y político es la garantía de que más tarde se podrá entender que teníamos la razón. Y finalmente, la política es concreta y hoy por hoy, solo la unificación de todas las izquierdas nos puede llevar a un estadio que no sea el de la marginalidad política en que las izquierdas vivimos.

El PAC de Costa Rica es fuerte porque gana votos. El FMLN  en el Salvador, es fuerte porque gana votos. Nosotros débiles porque no ganamos votos o muy pocos. Las realidades en Costa Rica o El Salvador son las mismas que las nuestras, o muy parecidas. ¿Hace falta más argumentos para decidirnos a buscar la unidad?

HAGO UN LLAMADO URGENTE

Como ciudadano integrante del movimiento revolucionario desde la juventud, es que hago un llamado apremiante. Sin duda es difícil hablar de la unidad o las alianzas de las izquierdas, sociales y políticas en periodo preelectoral. Ello porque antes de discutir sobre los temas de fondo se reduce la discusión a las cuotas. Así, hoy en varias organizaciones el tema es quien encabeza los listados nacionales o regionales y por supuesto, quien es candidato presidencial, vicepresidencial, y el resto de puestos de elección.

Pero como señalo líneas arriba, lo electoral es parte de las formas de lucha que se deben dar en una democracia representativa como la que existe en nuestro país. Con todas las limitaciones y dificultades, esa es la manera en que se participa en elecciones. Lo importante es abordar el proyecto político, las expectativas, las razones por las cuales se lucha unido o cada quien por su lado.

En esta perspectiva y con este planteamiento, me dirijo a los dirigentes de la URNG, WINAK, ANN, MNR, EG,  y las dirigencias sociales de movimientos con la importancia que pueden tener, FNL CNOC, Codeca, Cuc, CpO, entre otros muchos actores,  para abordar el proceso de unificación de fuerzas a efecto de tener un desempeño honorable en las próximas elecciones y que de paso, se pueda sacar a las izquierdas de su situación actual de marginalidad política.

Es un llamado serio y meditado, publico, el ahora estoy haciendo, pues me parece que no se puede por más tiempo, hablar de estos temas en secreto, con descalificaciones, con medias verdades, con mentirillas piadosas. Un buen desempeño electoral podrá mejorar la incidencia en las luchas sociales del más diverso cuño.

Creo que se puede intentar una mesa abierta, publica, democrática, para poder abordar tres puntos: las coincidencias programáticas mínimas, la amplitud de las alianzas o proyecto unitario, y como colofón, algunas de las principales candidaturas, sin cuotas y sin imposiciones.

Como se puede ver, es un planteamiento abierto, flexible, y sobre todo, realista.

Guatemala, mayo de 2014.

Nota. Mi correo personal es mszurdo@hotmail.com

 

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Publicado el 11 mayo, 2014 en Guatemala y etiquetado en , , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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